Al Universo le somos indiferentes

Compartir cuarto en mi niñez con un hermano mayor con tendencias científicas tuvo ventajas y desventajas. Por el lado de las desventajas, las peleas eran más difíciles de ganar: siempre encontraba argumentos lógicos contra mis primitivos ataques y contra-ataques. La situación llegó al límite cuando decidió que el cuarto era su territorio y me expidió un pasaporte. Por otro lado, tenía a mi disposición una gran cantidad de libros de ciencia o de divulgación científica. Así aprendí que al Universo le somos indiferentes.

Desde temprana edad empecé a leer algunos de esos libros. Uno de ellos, que leí de niño, marcó una gran huella en mí: Cosmos, de Carl Sagan. Me gustó, pero no capté el verdadero mensaje que llevaba. Era necesario leerlo nuevamente cuando contara con algo de madurez.

La anhelada libertad llegó cuando mi hermano, que es cuatro años mayor que yo, hizo su servicio social después de estudiar la carrera de Biología. Se fue a vivir a otra ciudad y ahí se quedó. Aquella asignación se convirtió en su trabajo de toda la vida*. La dictadura opresora llegó a su fin. Recuperé mi territorio y tiré a la basura el pasaporte.

Ya sin tanta presión y terminadas finalmente las disputas territoriales, tuve la oportunidad de apropiarme de todos esos libros para leerlos a mi gusto. De esa manera, tiempo después, cuando contaba con unos 18 años, desempolvé el libro de Cosmos, olvidado desde la infancia. La segunda pasada la disfruté y la entendí mucho más que la primera. Al finalizar la lectura me sentí muy, pero muy pequeño.

No somos ni un grano de arena

gente cruzando la calle
Toda la gente anda concentrada en sus cosas. Ni siquiera notaron al fotógrafo

Disto mucho de ser científico, pero los temas relacionados con la ciencia siempre han llamado mi atención. Mis favoritos son: astronomía, astro-física, relatividad, mecánica cuántica, entre otros. Sin embargo, no me he adentrado en ellos de manera profunda. Por ello he leído gran cantidad de libros de divulgación científica, como el antes mencionado. Estos explican conceptos muy avanzados que alguien de mi nivel puede entender.

Cuando hago una pausa durante la lectura o cuando dejo el libro por el resto del día, me quedo con una sensación extraña y fascinante: veo el mundo y mis alrededores de manera diferente. Me siento pequeño, siento que todos nuestros problemas y preocupaciones son irrelevantes, como que al Universo le somos indiferentes.

La energía emanada de una estrella mediana e irrelevante, que habita en una galaxia como tantas otras, es suficiente para que los habitantes de un pequeño planeta puedan vivir, comer, viajar, llorar, reír, amar, odiar, y pensar que todo lo que ocurre a su alrededor es una conspiración a su favor o en su contra. Esto mientras cada uno está convencido de ser el centro del Universo. Esta energía es solo un pequeño punto de luz en medio de miles de millones de puntos similares.

Vivimos pensando en lo que otros opinan de nosotros. Nos desvivimos tratando de impresionar a los demás. Creemos que todos están al pendiente de nosotros. La realidad: los demás piensan lo mismo. Están tan ocupados en lo que otros piensan de ellos que ni siquiera notan nuestra presencia.

El Universo y el Mundo

edificios
Muchos edificios: adentro hay millones de personas con alegrías, tristezas, preocupaciones y complejos. Todos empequeñecidos ante la inmensidad del Universo.

¿Es tan desesperada nuestra situación? No somos nada comparados con el tamaño no solo del Universo, del sistema solar, incluso de la tierra. Si nos comparamos con el resto de la humanidad no somos ni un grano de arena. Parece que Alejandro se volvió loco y piensa que somos absolutamente irrelevantes. No es así.

Al Universo le somos indiferentes, pero vivimos en un Mundo al que hay que cuidar. No solo eso. Somos parte de una sociedad a la que debemos pertenecer y contribuir para que su funcionamiento, como una maquinaria gigantesca, tenga la precisión de un reloj.

Aparte de la sociedad, pertenecemos también a grupos más pequeños, compuestos por compañeros de trabajo, amigos, familiares lejanos, familiares cercanos y directos. Por supuesto nos debemos preocupar por todos ellos. Son pequeños universos dentro de otros cada vez más grandes y complejos.

Al final de todo este complejo sistema estamos nosotros como individuos. El cerebro aloja a nuestra mente , que es lo más importante que tenemos. Es un pequeño universo que se pierde en la inmensidad. Pero es nuestro Universo. Por eso debemos cuidarlo, consentirlo y alimentarlo.

Al Universo le somos indiferentes

¿Estoy escribiendo un artículo que no tiene ni pies ni cabeza? Por un lado digo que no somos ni un grano de arena. Por el otro, hablo de nuestra importancia en  la compleja dinámica de la sociedad. Llego al punto de pensar en la gran importancia que tenemos como individuos. Trataré de poner las piezas en orden para darme a entender.

Pasamos gran tiempo de nuestras vidas preocupándonos por lo que piensen los demás. Eso nos hace permanecer en nuestra zona de confort. Los consejos que recibimos nos paralizan. Y eso crea complejos problemas que solo habitan en la mente y que por supuesto son imaginarios.

super nova en edificio
Si una estrella estalla, se llevará todo a su alrededor sin importarle nada.

El mensaje que quiero transmitir es que al Universo le somos indiferentes. Los eventos no pasan porque hay una maquinaria a nuestro alrededor cuya única función es la de ponernos un sinnúmero de obstáculos. Al hoyo negro le da lo mismo si nos ascendieron en el trabajo o si somos “exitosos”. Ellos se dedican a succionar materia y luz y ya. La Súper Nova destruye planetas sin importarle el color de pelo o los problemas personales de sus alienígenas habitantes.

En una escala menor, al mundo también le somos indiferentes. Y también a la gente. Todos están tan metidos en su mundo que no les importa si tus zapatos no combinan con el pantalón, o si tienes un grano en la cara. Si lo notan, 5 segundos después lo habrán olvidado mientras se preocupan por lo que pienses tú de sus zapatos o de su propio grano. Perdemos demasiado tiempo preocupándonos por los demás o echándoles la culpa a otros de lo que nos pasa.

A digerir la información

Entender que al Universo le somos indiferentes proporciona un gran alivio. Da la libertad de hacer las cosas como mejor nos parezca. Ayuda a analizar los fracasos y aprender de los errores. Nos hace más originales y auténticos. Nos hace sentir orgullosos de dar nuestra verdadera cara. Así es más fácil mejorar y hacer algo relevante por la sociedad y el mundo. Incrementa la curiosidad de entender lo que nos rodea.

Entender esto simplifica la vida. Dejando atrás preocupaciones irrelevantes, las prioridades cambian y es posible una mejora diaria. Ayuda a entender que ni nada ni nadie se empeñan en hacernos la vida imposible. Al contrario: somos responsables de nuestros actos y en nosotros está sacarles el mayor provecho. Habrá dificultades y eventos terribles, pero también  golpes de buena suerte y grandes alegrías. Sacar provecho de los malos y buenos eventos depende de nosotros. Al Universo le somos indiferentes.

Conclusión

Somos muy pequeños. ¿Cuántos mundos habitados habrá en la inmensidad del Universo? Entender nuestro lugar en el espacio ayuda a ver nuestra propia situación con humildad. Sin duda hay que luchar por una vida mejor y por mejorar la situación de otros.

pequeño punto azul
En esta imagen de la NASA tomada cerca de Saturno la pequeña flecha señala un punto: la Tierra.

Es una misión más relevante que la búsqueda de metas superficiales. ¿A quién le importa el auto que manejo, el reloj que uso o un altisonante título en el trabajo? No propongo abandonar las pertenencias. Pero si de lo que se trata es de competir o de impresionar a otros, debo reconsiderar mi posición.

Debo ponerme objetivos que me hagan mejorar como individuo. Tengo que aprender de otros al mismo tiempo que transmito y comparto mis conocimientos y habilidades. Tal vez sea yo experto en algo pero alguien es experto en algo más. Debo tratar a los demás con respeto y con admiración. Un buen comienzo es entender que al Universo le somos indiferentes.

Muchos años después los libros siguen en el mismo lugar. He considerado retomarlos o leer sus versiones actualizadas. ¿Qué tal una combinación de libros de autoayuda con libros de divulgación científica? Tal vez así puedo intentar una mejora personal al mismo tiempo que entiendo mi humilde posición en el Universo.

Compartir recámara con un hermano mayor con tendencias científicas me ayudó aunque me cueste admitirlo. Aprendí a llevar discusiones más inteligentemente y a hacer caso omiso de aspectos irrelevantes como imposiciones territoriales y expediciones de pasaportes. Sus libros me enseñaron a entender lo pequeño que soy.

Nota

* Hoy es director de Amigos de Sian Ka’an, institución a la cual ha dedicado más de la mitad de su vida. Es una organización que se dedica a preservar la reserva de la Biosfera de mismo nombre, ubicada en el estado de Quintana Roo, México.

6 respuestas a “
Al Universo le somos indiferentes

  1. Sí, somos pequeños en el Universo lo que nos hace comprender el verdadero valor de las cosas y el poder omnipotente de Dios.
    Pobre de ti, lo que habrás sufrido sin poder ni entrar ni salir de tu recámara: hermano tirano jeje.

  2. Muy cierto. ¿Qué interés puede tener en nosotros el Universo? Y eso si tuviera poder para pensar y hablar, pero no. Así lo hizo Dios. Un tema filosófico muy bien desarrollado y muy bien escrito. Lo del pasaporte estuvo gracioso. Felicitaciones.

  3. Es cierto que todos los seres humanos nos sentimos el centro del universo; es parte de nuestra naturaleza y, tal vez, también de nuestra grandeza. Pero es bueno poner de vez en cuando las cosas en perspectiva. Ver lo pequeños que somos frente al universo nos da humildad y también libertad. ¡Excelente artículo!

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