Las eventualidades no se pueden planear

No recuerdo exactamente cuándo se me metió la idea en la cabeza. Habrá sido en la niñez, tal vez un poco después. Hace una semana realicé un proyecto que para otros era una idea descabellada. Hoy me dispongo a reseñar tal evento. Por supuesto, las eventualidades surgidas durante la realización de un sueño de muchos años tienen carácter protagónico.

Hablo de un recorrido en auto, de norte a sur, por la Península de Baja California, solo. Lo que para unos es una locura, para otros es lo más normal. Miles de personas lo hacen día con día como si nada. Para mí, sin embargo, se trataba de una gran aventura que enfrenté con grandes expectativas. . .

La razón de tan solitario viaje fue que el período de esparcimiento de la sección laboral de la familia no coincidió con las de la parte académica. Dicho de otro modo: mis merecidas vacaciones no coincidieron con las de los escuincles* de la casa.

Paisaje con mar
Primeras impresiones

Día 1: Comienzan las eventualidades

La llegada al aeropuerto de Los Ángeles me trajo buenos recuerdos. Mi plan era sencillo: llegar esa tarde a Ensenada después de rentar dos autos y cruzar una frontera a pie. ¿Qué podía fallar?

Caminé por familiares pasillos hacia la sección de migración. La fila era demasiado larga. La razón de tanta multitud es que habían llegado varios vuelos al mismo tiempo.

Dos horas después, ya como turista legalmente introducido en el país del norte, veía cerca mi objetivo del día. A más tardar en un par de horas habría abandonado ese país y me encontraría finalmente en mi México. Por supuesto las eventualidades se pondrían en mi camino. Esto lo noté al subir a la transportación de la arrendadora. El autobús estaba completamente lleno.

Tras una hora de fila y más demoras, cortesía de la agente de la arrendadora, finalmente inicié el recorrido hacia la ciudad de San Diego: fácil y rápido. He hablado antes de la relación entre el optimismo y el pesimismo. En esta ocasión no la entendí y dejé que el primero se apoderara de mí.

Con inusual alegría, cortesía de mi usual ignorancia, empecé a manejar, en horario pico, dispuesto a cruzar el sur de California. No contaba con el tráfico. Cinco horas después, buscaba un hotel donde pasar la noche en San Diego.

Día 2: ¿Empezará hoy la aventura?

vino en proceso
Miles de litros de vino. Qué más se puede pedir

Desayunado y lleno de energía todo se veía perfecto. Me dirigí a entregar el auto. Tras perderme un par de veces, encontré el lugar solo para darme cuenta de que se me había olvidado cargar gasolina. Tras regresar el coche, faltaba un recorrido en tren hacia la frontera en San Ysidro. ¿20 minutos de viaje? No creo que sea más.

45 minutos después cruzaba a pie la frontera. Me dispuse a rentar un auto para seguir mi recorrido. La nueva sorpresa era que no había vehículos disponibles ese día. Decidí pasar una noche en Tijuana, no sin antes aprovechar la inesperada escala para  tomar una excursión al hermoso Valle de Guadalupe y degustar algunos vinos de calidad.

Kilómetros recorridos: cero

Día 3: Y sin embargo me muevo

En mi país disfruto mucho la comida. Tras un suculento desayuno bufete (la casa perdió), tomé un taxi al aeropuerto de Tijuana donde me esperaba mi flamante auto rentado y otra sorpresa: rentar un auto en una ciudad y entregarlo en otra viene con una gran penalidad económica debido a su traslado.

bufadora
Uno de tantos paisajes

En cosa de minutos (muchos, debido al tráfico) abandonaba Tijuana para llegar con dos días de retraso a mi primer destino, Ensenada. Gracias a las eventualidades de los día pasados, el tiempo apremiaba. Solo paré a tomar un café y caminé un poco. Seguí por la autopista, que se convirtió en carretera, hacia San Quintín. Ahí comí algo en un bello lugar.

Cuando planeé mi viaje pensé que manejaría en grandes autopistas por toda la península. Ahora manejaba en una pequeña carretera hacia mi destino del día: El Rosario. Ahí me hospedé en un pequeño hotel junto a la carretera.

Kilómetros recorridos: 444.3

Día 4: El camino se hace cada vez más estrecho

carretera
La estrecha carretera en las partes más aisladas.

Salí temprano con la intención de desayunar en un pueblo que está a unas dos horas de mi lugar de salida. Era tan pequeño que no lo vi y me seguí de largo. Debido a mi indecisión y a lo desolado de la región, pasé muchas horas sin desayunar.

Finalmente, al cruzar la frontera de Baja California Sur, llegué a Guerrero Negro donde ya no me esperaba un desayuno, sino un rico almuerzo que me dio energías para seguir mi camino hacia mi destino del día: Santa Rosalía. Ahí pasé la noche en un hotel con una impresionante vista al mar.

Kilómetros recorridos en el día: 611.1. Totales: 1,055.3

Día 5: Alcanzar el objetivo

Mi objetivo era claro: mi desayuno. Manejé a un lado de la hermosa Bahía de Concepción hacia el Pueblo Mágico de Loreto, donde bajé a desayunar y caminar. Me regalé un merecido café. Las eventualidades ya parecían cosa del pasado. Habiendo cargado energías, continué la travesía.

Loreto
Bonito lugar. Debido a las eventualidades de los primeros días no pude pasar más tiempo.

Llegando a La Paz planeaba reunirme con con mi hermana, que ahí me esperaba. No había conexión de Internet y los mensajes de texto no salían. ¿Qué haría? Por lo pronto me puse a caminar por el malecón y como si fuera lo más normal, me la encontré sentada en un café. Hay también eventualidades positivas.

Ya juntos y con la autopista otra vez ancha y de cuatro carriles, nos dirigimos a mi destino del viaje, y también Pueblo Mágico: Todos Santos.

Kilómetros recorridos: 683.8. Totales: 1,739.1

Días 6, 7 y 8: Un merecido descanso

En Todos Santos hubo una conspiración y un ataque en mi contra. Estos consistieron en una gran hospitalidad y la mejor comida francesa que he probado en mi vida en el restaurante Chez Laura**. No se me permitió mover un dedo. No hice más que descansar, reponerme y pasarla bien.

empanada
Uno de los platillos franceses que más disfruté

Entre la experiencia culinaria, los recorridos por el pueblo y las olas del mar, me olvidé de todas las eventualidades y peripecias vividas durante el viaje. No hay plazo que no se cumpla y sin darme cuenta, una mañana era ya tiempo de continuar con la última parte del viaje.

Kilómetros recorridos: 37.5. Totales: 1,776.6

Día 9: La punta de la península

Tras otro suculento desayuno, me dispuse a concluir con el último y más corto trayecto de mi gran travesía por las Baja Californias. En la ya cómoda autopista me dirigí hacia la punta sur: Cabo San Lucas y San José del Cabo. Dado que ya conozco este destino turístico y a las eventualidades de los dos primeros días, me dirigí directamente al aeropuerto de Los Cabos para entregar el auto.

Al Universo no le importa la justicia. Cuando intenté entregar el auto me dijeron que tenía menos gasolina de lo debido, lo cual no era cierto. Cansado, pedí que me cobraran la diferencia. Algo en la respuesta hizo que saliera rápidamente a la estación de servicio. Por error mío puse más gasolina de lo debido y le regalé la diferencia a la arrendadora.

Kilómetros recorridos: 113.3. Totales: 1,889.9

playa en el atardecer
Quién le puede decir que no a un atardecer en la playa

Las eventualidades no se pueden planear

Estoy quedando mal con mis asiduos lectores. Hace solo dos entradas, con tono autoritario, hablaba de la importancia de tener un plan B.  Una semana después salgo de viaje y no cumplo con nada de lo enseñado. Puedo visualizar las lógicas preguntas de la furiosa muchedumbre:

Lo acepto. Alejandro sigue sin seguir sus propios consejos. Pero echando a perder se aprende. Prometo trabajar en los puntos anteriores mediante un proceso de mejora constante. Al menos abandoné mi zona de confort, y busqué la imperfección, sin miedo.

tiburón
Hasta tiburones hubo como parte de las eventualidades

Conclusión

Me salí un poco del formato del blog, pero tenía ganas de compartir un viaje muy interesante. Además, tomé muchas fotos y ya no tengo que estar buscando imágenes para el artículo.

No siempre es posible estar preparados para todas las eventualidades que se nos presentan. Sin embargo, debemos deducir que muchas veces las cosas saldrán diferentes a lo planeado. Algunas veces habrá un plan de contingencia y otras no. Entonces será necesario improvisar y usar la resiliencia para salir adelante.

. . . La expectativas no se cumplieron: se superaron. El avión que me trajo a la Ciudad de México me alejaba poco a poco de aquel lugar que parecía tan distante y tan difícil unos días antes. Pero me acercaba a otro destino muy importante.

Siguió una larga fila para tomar un taxi, el pesado tráfico de la ciudad de México y una animada plática con la joven pareja que me trajo al mundo. Entonces llegó el momento que había esperado durante un año y cinco meses: unos ricos Tacos al Pastor.

tacos al pastor
No le digan a nadie, pero el verdadero objetivo eran unos tacos al pastor

Notas:

* Escuincle es un nahuatlismo, es decir, una palabra de origen náhuatl. Es una forma algo despectiva de referirse a los niños, o chamacos.

** Es la primera vez que hago publicidad en este blog. Se justifica por la calidad de la comida y por el aspecto “familiar” del establecimiento.

En el artículo anterior hubo preocupación de parte de los lectores más asiduos del blog. Y con razón: del otro lado del mundo, el artículo se publicó el miércoles en la madrugada y no el martes como es costumbre. El día de hoy pasa lo mismo. Tengo dos pretextos:

  1. La publicación estas dos semanas ha sido en horario local mexicano.
  2. Comer tantos tacos y comida francesa tiene como consecuencia un inevitable letargo mental, filosófico y literario.

11 respuestas a “
Las eventualidades no se pueden planear

  1. Muy bien el relato del recorrido por la península y muy entretenido. La moraleja es muy útil: contra lo inesperado no hay planeación posible, pero hay que saber capotearlo. Felicitaciones por un buen artículo.

  2. ¡Qué buen viaje!
    Qué alegría que hayas cumplido tu sueño de cruzar la Baja, con sus hermosos paisajes y sus carreteras desoladas.
    Y más alegría que, a pesar de las eventualidades, hayas llegado a tiempo para ese encuentro en el Malecón de La Paz.
    Las pequeñas eventualidades pueden ser la pimienta de la vida.

  3. Que bueno que lograste uno de tus sueños. Y tambien que bueno que te saliste de tu zona de confort y enfrentaste todas las eventuslidades y ademâs pudiste comer todo lo que se te antojô. A veces hay que darse susu gustitos, te los mereces. Felicidades. Las fotos, preciosas.

  4. Woow! ¡Que super experiencia Ale!
    ¡Merecidas vacaciones! Muy buen blog como siempre.
    Lo único malo , es que esos tacos se veían buenísimos y se me han antojado . 😊😉🤗

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *