Reporte de la desidia: ¿algún cambio?

En los principios del blog describí mi lucha contra un fantasma de mi imaginación: cumplir con la inspección anual del coche. Es una de muchas actividades que voy dejando y dejando hasta que el pánico se apodera de mí. En aquella ocasión, el asunto estuvo a punto de salirse de mis manos. Hace unos días llegó esa odiosa parte del año. Aprovecho la ocasión para dar mi reporte de la desidia, una de mis grandes debilidades.

El 6 de abril venció el registro de mi auto. Las autoridades dan un mes de gracia, que alegremente acepto hasta el último momento (o más). Sin embargo, en esta ocasión decidí hacer las cosas bien. Ayer, día 9, a “solo” 3 días de haberse vencido tal documento, me armé de valor.

desorden en cajones
Todavía falta mucho por hacer.

Pero esta vez mi actitud era diferente. Tras un año de analizar mi problema y buscar soluciones, ahora lo enfrenté con filosofía y con dos poderosas armas que lo harían más llevadero:

  1. Un energizante café.
  2. Un rico desayuno.

Muy temprano en la mañana, después de dejar a los niños en la escuela y con buena compañía, cumplí con los puntos anteriores. Con el estómago lleno, relajado y con una actitud positiva, sabía que esta vez las cosas serían diferentes. Nos despedimos. Cada quien tomó su rumbo. Partí hacia una decisiva batalla en mi eterna lucha contra la desidia. . .

Reporte de la desidia

Una acertada analogía con mi carácter se encuentra en la legendaria tira cómica de Mafalda. Más específicamente, en uno de sus principales personajes: Felipe. Nuestro proceso mental es muy parecido.

  • Me enfrento a una obligación (ejemplo: “los deberes.*“)
  • Entiendo la importancia de cumplirla.
  • Sé que cuanto antes termine, tendré tiempo de hacer otras actividades más divertidas.
  • Hago caso omiso al punto anterior. Empiezo con las actividades que me gustan.
  • Sé que debería de estar haciendo los deberes.
  • La angustia se apodera de mí.
  • Cuando la situación se vuelve emergencia, empiezo a trabajar.
  • Al final no era tan difícil como parecía…
  • Demasiado tarde: perdí un día completo angustiado.

Este reporte de la desidia es una introspección. Mi intención es averiguar si la escritura de aquel artículo dio resultados positivos.

Para empezar, me hizo más consciente de mi problema. También me ayudó a ver que las cosas salen mejor con tiempo y organización. Ahora entiendo la satisfacción que da cumplir con las odiosas obligaciones. Puedo decir que mi vida se ha simplificado: aprendí a desechar algunas responsabilidades innecesarias.

gato en barda
A este las obligaciones de la vida parecen no importarle.

Mejoras: lento pero seguro

Definitivamente he progresado. Ahora cumplo con más prontitud algunas tareas que antes dejaba para el final. Me siento más relajado. Las técnicas del artículo original me han facilitado la vida de algún modo..

Pero no todo es color de rosa. Sigo estancado en muchos aspectos. Un ejemplo es este blog: cada martes me entra el pánico (como en este momento.) El miércoles, satisfecho con el artículo del día anterior, me prometo que voy a hacerlo en pequeños pasos cada día de la semana. Así, el martes, solo tendré que dar clic al botón de “Publicar.”

Ofrezco este reporte de la desidia con sentimientos encontrados: hay progreso por un lado. Por el otro, no soy muy diferente del niño que se enfrentaba cada tarde a su tarea **.

Siendo objetivo, siento que mi enemigo está herido de muerte. Una razón es que he eliminado mucho ruido de fondo en mi vida. Esto me deja más tiempo disponible, que aprovecho para cumplir con algunos de los pendientes más odiosos.

A dónde quiero llegar

A vivir una vida tranquila y libre de angustias, con una mente despejada. ¿Cómo?

  • Cumpliendo con las obligaciones cuando aparezcan.
  • Eliminando las tareas innecesarias.
  • Dando prioridad a lo más urgente e importante.

La búsqueda de buenos hábitos me ha llevado a ser más organizado. Esto es un buen comienzo. Ya no me siento como en un videojuego en el que las naves enemigas aparecen constantemente.

También he perdido el miedo que antes me invadía. Esto me da más seguridad y me permite visualizar las prioridades desde una perspectiva más realista.

Cómo llegar

Mediante un proceso de mejora constante. Las metas no se cumplen de la noche a la mañana. Esto deja a mi reporte de la desidia inconcluso. No puedo decir que el problema está erradicado. Tampoco puedo afirmar que no hay progreso. Cada intento, triunfo y fracaso, son partes del proceso. Falta mucho pero voy por buen camino.

Ayer, regresando de la inspección de mi auto, hice mi tradicional lluvia de ideas. El tema: mi reporte de la desidia.

escritorio medio arreglado.
Quien haya leído el primer reporte de la desidia hecho hace más de un año, se dará cuenta de que he progresado de manera dramática.

1.- Usar un calendario en línea (con alarma)

Así me olvido de lo que no urge y me concentro en lo urgente e importante.

2.- Combinarlo con algo agradable

Como lo hice ayer: un café y un desayuno con mi esposa antes de la aventura.

3.- Eliminar algunas obligaciones y responsabilidades

Ya escribí sobre el tema en el pasado. Ser un poco improductivo no está tan mal.

4.- No esperar hasta el último día

Así me siento tranquilo, no como Felipe. Me quito un peso de encima.

5.- Ser realista con la dificultad

Las cosas se ven imposibles antes de realizarlas. Al terminar, no era para tanto.

6.- Pensar de antemano en la satisfacción

Saber que al terminar me sentiré satisfecho es una gran motivación.

7.- Hacer listas de pendientes

Empezar el día con una lista de las tareas del día. Hacer las más que se puedan.

8.- Prepararse psicológicamente

Ponerme, desde el día anterior, el objetivo de cumplir con el pendiente.

9.- Ver a futuro

Si entendiera que cumplir me deja más tiempo libre, no estaría escribiendo un reporte de la desidia.

10.- Entender que sin pendientes no hay preocupaciones

La angustia es muy incómoda. Si la elimino, automáticamente mejoro mi calidad de vida.

Conclusión

Lego
Al eliminar la desidia entramos en un mundo de juego y fantasía.

Queda mucho camino por recorrer. Aquel artículo me hizo entender mejor mis debilidades. La situación ha mejorado. Este nuevo reporte de la desidia me ha levantado el ánimo, me ha dado conciencia de lo que falta. Soy positivo y veo la luz al final del túnel. Como sabiamente dijo Bart Simpson: no prometo que lo intentaré, pero intentaré intentarlo.

. . . Llegué con fuerzas, optimismo y entusiasmo. Sabía, dentro de mí, que el trámite sería muy sencillo. En 15 minutos estaría camino a casa, donde celebraría con el segundo café del día. El resto de la mañana lo ocuparía en escribir, ahora sí, el artículo del blog para que hoy, martes, nada más apretara el botón de “Publicar.”

Las cosas no salieron como esperaba. El Universo tenía otros planes. La fila de coches era de una cuadra y media, antes de entrar al centro de verificación. El asunto me llevaría más tiempo de lo esperado. El optimismo de antes no había sido realista.

Pero: ¿saben qué? En el fondo estaba preparado. Había un plan B: tomar las cosas con calma y sin enojarme. Subí el volumen de la música, adelanté algunos correos electrónicos que tenía pendientes y aproveché para perder un rato el tiempo en línea. En el momento menos esperado, estaba en casa disfrutando de un rico espresso.

Nota

* Felipe, por ser argentino, hace los deberes. En México yo hacía la tarea, pero la angustia no tiene fronteras.

** Confesión: en primero de Secundaria dejé de hacer 115 tareas. No recuerdo si en un mes o en un semestre.

7 respuestas a “
Reporte de la desidia: ¿algún cambio?

  1. Quisiera imitarte. Qué bueno que te superaste y el ejemplo de la verificación del coche es contundente. Quisiera poder imitarte y superar mis “ataques” de desidia que me dirigen derechito hacia la angustia, pero es difícil. Lo intentaré. Te felicito por el artículo.

  2. Sí, así somos. Postergamos las tareas desagradables lo más que se puede y después nos angustiamos. Ayuda mucho, como dices, concentrarse en el alivio que vamos a sentir después de que la mentada tarea está hecha.
    El de la desidia es uno de tus mejores artículos. Me alegra que hayas avanzado desde que lo escribiste. Otros también hemos avanzado.
    ¡Gracias!

  3. Creo que todos, más o menos, estamos enfermos de desidia, pero es gratificante ver tu ejemplo: que has progresado. Ojalá pudiera decir lo mismo. El artículo original y éste me enseñan un camino a seguir. Felicitaciones.

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