Perdonarse a uno mismo vale la pena

Es difícil ser fuerte ante las tentaciones. Sobre todo cuando se está de vacaciones. Si la visita es a la tierra que me vio nacer es más complejo. En esa situación me encontraba yo. Sentado, frente a la comida más rica del mundo, la debilidad de carácter se apoderó de mí. Cómo perdonarse a uno mismo cuando se rompen hábitos por los que se libran épicas batallas día con día.

Camino ascendente
Al analizar y perdonarse a uno mismo solo se puede ir para arriba.

Inconscientemente pensé que estar de vacaciones me daba permiso de todo. Además, debido a una lesión, dejé de correr durante el viaje. A esto hay que agregar desayunos, comidas y cenas sin límite. Ese día el menú no estaba a mi favor. Por un lado, la tentación. Por el otro, yo, con ganas de desquitarme por todo lo que no había comido en meses.

El escenario: Alejandro, con todas sus debilidades y defectos, sentado con hambre en un restaurante mexicano, en México*. Quería pedir cada platillo del menú. Es importante ser realista, sin embargo. Por ello solo pedí casi todo.

Al principio no se veía todo tan mal. Frente a mí había una cerveza y un pozole. Pero poco a poco la realidad de la situación se hizo aparente. Empezaron a llegar, uno tras otro, platos con tacos, quesadillas, sopes y todo lo que la imaginación permitía. ¿Cómo puede alguien perdonarse a uno mismo en esta situación? . . .

Exigirse a uno mismo

Hace una semana hablé sobre la importancia de responsabilizarnos por nuestros actos. Esto es crucial para progresar, aprender y mejorar. Sin embargo, se corre un riesgo: que seamos demasiado duros con nosotros mismos.

Es esencial saber que nuestro destino depende solo de nosotros. Dejar de echar culpas y entender el papel que jugamos en los eventos que nos afectan es el principio para mejorar. Nuestra perspectiva da un giro de 180 grados. Igual de importante es perdonarnos.

No hacerlo puede traer como consecuencia una baja en la autoestima. Vamos a estar en nuestro cuerpo para el resto de la vida. Es mejor llevarnos bien. Para aprender y quedar bien con nosotros mismos, hay que analizar la situación:

  • Qué pasó.
  • Cómo respondí.
  • Cuál es mi parte de responsabilidad.
  • Cómo puedo evitar que se repita.

Aceptar la responsabilidad es igual de importante que perdonarse a uno mismo.

vista aérea
Hay que ver las cosas desde otra perspectiva.

Perdonarse a uno mismo

Después del análisis hay que aprender la lección. Hay que asumir la responsabilidad de nuestros actos y perdonarnos. Esto nos permite continuar con la vida sin remordimientos. Quedarnos lamentando nuestras faltas no nos lleva a ningún lado.

Perdonarse a uno mismo es tan importante como asumir la responsabilidad de los errores propios. Nos ofrece dar la oportunidad de mejorar, progresar y de no repetir los errores del pasado.

Excepciones

Una cosa es equivocarse y otra es actuar con maldad a sabiendas. No es aceptable cometer un acto despreciable con el pretexto de que me voy a perdonar después. Este comportamiento se debe de evitar. De lo contrario, hay que enfrentar las consecuencias.

Es válido equivocarse, aprender de los errores y perdonarse a uno mismo. Así debe de ser. Pero hay actos irreparables que no deben de suceder. Sería terrible hacer daño a otros y justificarnos diciendo que lo hicimos para aprender.

La mayoría de la gente entiende este tipo de actos. En estos no hay lugar para el aprendizaje. Se deben de evitar y ya.

Estacionamiento vacío.
No perdonarse puede dejar un gran vacío.

Aprender la lección

Hay que exigirse, perdonarse a uno mismo y actuar dentro de parámetros aceptables. Estos sencillos pasos dejarán huellas positivas para el resto de la vida. Sin embargo, en ocasiones quedaremos con un mal sabor de boca. Esto es inevitable. Hay que aprender a seguir adelante con la vida. No tiene caso estar resentidos con nosotros mismos.

Tener un enemigo adentro no ayuda. El resentimiento nunca es bueno. Nos hace perder tiempo valioso que podríamos aprovechar en algo importante. La baja autoestima no lleva a ningún lado. Hay que querernos y valorarnos.

Hay que ser conscientes de lo que somos. Por eso debemos de conocer nuestras debilidades. Así será posible trabajar en ellas. Esto nos pone en una situación de ventaja cuando la buena fortuna se nos presente.

Conclusión

La práctica ayuda a mejorar. También el aprendizaje. La escuela, libros, familia, mentores y amigos ayudan a forjar la personalidad. El auto análisis de nuestros errores con madurez, realismo y sin ser demasiado duros es parte del proceso. Perdonarse a uno mismo es tan importante como echarse la culpa. Ambos van de la mano.

Invito a todos a equivocarnos. Asumamos la responsabilidad de nuestros actos. Aprendamos de nuestros errores pero tampoco seamos demasiado duros. No vale la pena tener un mal concepto de nosotros mismos.

Bote de basura
Hay que deshacernos de los sentimientos de culpa.

. . . Había pedido demasiada comida. Resultaba obvio dada la cantidad de platillos frente a mí. Algunos platos estorbaban a mis compañeros de mesa. Pero estaba todo tan rico… No pequé por desperdiciado.

Uno tras otro, fueron desapareciendo. Al mismo tiempo mi estómago se llenaba. Algo era seguro: no habría postre. Soy fuerte y lo sabía. He hablado de ello en el blog. No contaba con que el mesero pasaría con un carro lleno de pasteles. Mi fortaleza de carácter se convirtió en un flan napolitano.

Al final del viaje enfrenté las consecuencias. Sobre la báscula y frente al espejo los resultados del viaje se hicieron evidentes. Asumo mi responsabilidad. Me siento mal, pero he iniciado el lento proceso de recuperación. Disfruté de cada bocado y no me arrepiento. Hay que perdonarse a uno mismo.

Nota:

* He comido en restaurantes mexicanos en otros países. Algunos son muy buenos. Pero jamás será lo mismo.

10 respuestas a “
Perdonarse a uno mismo vale la pena

  1. Una experiencia fuerte pero me temo que la próxima vez que vengas a México tendrás que volver a perdonarte jeje. Muy buen artículo.

  2. Se vale caer en ese tipo de tentaciones cuando estás de vacaciones y visitando tu país.
    Así que puedes perdonarte.
    Lástima que la báscula no haya sido tan benévola.
    ¡Saludos!

  3. Como comer en tu país lo que no se puede comer en ningún otro, pues de sobra está justificado el perdón a ti mismo, La próxima vez invita, je je.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *