La eficiencia tiene sus límites

La ciudad de Lamu se encuentra en la costa este de Kenia. Es un lugar paradisíaco con 12 kilómetros de playas prácticamente desiertas. Aunque suene extraño, tiene algo en común con Venecia: no hay automóviles. Para compensar esto, hay un ejército de burros *. Estos se encargan de que la ciudad funcione con la eficiencia de un reloj.

Hidrante
La eficiencia se puede buscar en diferentes aspectos de la vida.

Hace unos años, antes de que hubiera niños en la familia, pasamos ahí una semana en compañía de nuestros amigos Paola y William. Después de dos semanas de safari estábamos cansados. Teníamos el pretexto ideal para descansar en la playa, sin remordimientos. Fue una excelente decisión.

La comida en Lamu es muy rica. Lamentablemente la eficiencia no es característica de sus restaurantes. Llegábamos hambrientos e impacientes solo para esperar nuestra comida durante horas. Tardamos un par de días en darnos cuenta de que estábamos haciendo todo mal. Había que cambiar de estrategia.

Por eso, después de pasar el día en la playa, caminábamos hacia la ciudad. Parábamos en nuestro restaurante favorito. Ahí nos sentábamos y, después de unos minutos, ordenábamos la cena. En este punto la historia se sale de la norma. Me explico. . .

Hay que hacerlo bien

Cuando un tema se me mete en la cabeza, ni quien me aguante. Me obsesiono. Hablo de él con insistencia y entusiasmo. Pobre del que deje de hacerme caso para ver si así me callo. La indiferencia que recibo es inversamente proporcional al tiempo que paso hablando.

Mi tema de moda en estos días es la eficiencia. Pienso que toda actividad se debe de llevar a cabo buscando un resultado óptimo. El proceso debe de llevar el menor tiempo posible y con el menor desperdicio material y energético, pero sin escatimar.

En otras palabras: si vamos a hacer algo, hay que hacerlo bien. Cuando intenté hacer ejercicio sin un plan nunca pude despegar. Cuando decidí hacerlo con orden y me organicé, conseguí resultados inesperados.

Hongos
La base es endeble pero la estructura fuerte.

Pero sin exagerar

No puedo escribir más de tres párrafos sin contradecirme. La eficiencia es importante, hasta en actividades superficiales. La inversión inicial de tiempo trae recompensas a largo plazo. Hay que dejarla ahí y tener paciencia.

La contradicción: no hay que dejar que la eficiencia se convierta en un obstáculo. A veces hay que empezar los proyectos sin pensarlo. De otra manera, corremos el peligro de no hacer nada mientras esperamos las  condiciones ideales.

Si aspiramos a la eficiencia total desde el principio nunca podremos empezar. Por eso hay que animarse, perder el miedo y dar el primer paso. Entonces recibiremos retroalimentación muy valiosa. Entonces es hora de buscar la perfección.

Un ejemplo

Después de años adquiriendo experiencia en el uso del software de código abierto, decidí que era hora de poner a trabajar mis conocimientos. Era el año 2010. No sabía por dónde empezar pero tenía objetivos claros.

Me puse el overol. No sabía cómo funcionaba un servidor virtual, el producto que pensaba ofrecer. Aprendí a recibir pagos en línea. Hice un sitio web de muy mala calidad y establecí la infraestructura mínima para que funcionara todo. La eficiencia podía esperar.

Lancé mis productos de manera precipitada. Pero de inmediato estudié mis errores y experiencias. Aprendí de ellos. En teoría mi modelo no debería de haber funcionado. Pero en la práctica todo salió bien. Estaba listo para hacer mi primera venta.

Con un sitio incompleto, un sistema de pagos complicado y una infraestructura frágil nació mi pequeño negocio, xotHost.com. ** Hoy, ocho años después, todo es diferente. Paso a paso me acerco a la eficiencia que deseo.

legos
Cada pieza del rompecabezas es importante.

La eficiencia tiene sus límites

Todo es un proceso sin fin. Cuando creemos que hemos alcanzado la eficiencia, estamos durmiendo en nuestros laureles. Hay que analizar el proyecto detenidamente y ver cómo puede mejorar. Siempre hay una nota que afinar.

La mesa, un papel y una pluma son nuestros aliados. Es hora de regresar a las lluvias de ideas. Así nos daremos cuenta de lo lejos que estábamos de la perfección. Siempre hay algo por hacer. Si un proyecto suena realista y objetivo hay que hacer que vuelva a ser loco y descabellado.

En mi niñez pasé muchas mañanas sabatinas viendo el programa del pintor Bob Ross. A un paisaje aparentemente perfecto le agregaba pintura con una espátula. “Ya lo echó a perder”,  gritaba yo, enojado. De repente, de ese trazo horrible nacía lo que él llamaba “un árbol feliz”. La pintura mejoraba.

El proceso

No es necesario estar listos para empezar. La eficiencia llegará después de un sencillo proceso:

  1. Lluvias de ideas: obstáculos, metas, procesos, productos, etc.
  2. Primer paso de ejecución: no importa qué tan pequeño sea. Lo importante es darlo.
  3. Lanzamiento temprano: un prototipo o un producto incompleto es valioso gracias al siguiente punto.
  4. Retroalimentación: las quejas y consejos nos harán trabajar de inmediato en la mejora del producto.
  5. Introspección: hay que estudiar la dirección del proyecto y corregir el curso cuando sea necesario.
  6. Kaizen: mediante un proceso de mejora constante, el producto mejora en cada ciclo.
  7. Eficiencia: ¿lo logramos? Casi.
  8. Reinvención: hay que repetir el proceso creativo para que sea cada vez más eficiente.
  9. Ciclo sin fin: el producto siempre estará incompleto. Hay que repetir los pasos anteriores de manera constante
  10. Todo sin caer en la tentación de encontrar problemas donde no existen.

Conclusión

No hay que ser perfectos desde el principio. Podemos empezar sin estar listos. Entonces debemos de seguir un proceso para mejorar. Esto no solo es para los grandes proyectos. Cuando hacemos tareas mundanas de manera eficiente, tendremos tiempo disponible para lo que nos apasiona.

vías de tren
Cada nivel nos acerca más a hacer las cosas de manera eficiente.

Hay que dar ese primer paso aunque los cimientos parezcan endebles. Ya los iremos fortaleciendo. Entonces hay que analizar y mejorar. Cuando parece que todo está perfecto es hora de experimentar y de echar a perder. Un buen pretexto para plantar un árbol feliz.

. . . Después de ordenar la cena nos parábamos y salíamos del restaurante. Caminábamos unas cinco cuadras a la casa que habíamos rentado. Entonces, con calma, nos bañábamos y nos arreglábamos. No había prisa.

Cuando todos estábamos listos salíamos, caminando lentamente de regreso. Nos sentábamos en la misma mesa que habíamos dejado más de una hora antes. Platicábamos de las aventuras del día. No faltaban anécdotas.

Entonces nos informaban que la cena ya casi estaba lista. Un rato después, ante el reflejo de la luna en el mar, disfrutábamos de una rica e ineficiente cena. El proceso se repetiría al día siguiente.

Nota

* Así era en diciembre de 2005. Tal vez hoy sea diferente ante el incremento de turistas.

** Era imposible llevar esto a cabo sin ayuda. En las épocas más difíciles la empresa fue guiada, de manera eficiente, por mi hermana, que se encargó de la presidencia hasta que alcancé cierta madurez como “hombre de negocios“.

8 respuestas a “
La eficiencia tiene sus límites

  1. Muy bonitos recuerdos, ya no se puede disfrutar igual, por la inseguridad. Qué bueno que lo disfrutarán en su momento. Tienes muycha razón, en decir qué no debemos pensar tanto las cosas, es empezar y sobre la marcha, iremos viendo los errores. Felicidades

  2. Excelentes conceptos y muy acertados los comentarios sobre el viaje a Kenia. La solución a la tardanza en el restaurante se solucionó con una buena decisión, muy bien pensada. Qué bonitos recuerdos…

  3. No se puede exagerar la importancia del primer paso. Sin él no habría, casi nunca, ni eficiencia ni perfección.
    Buen recuerdo el del nacimiento de xotHost, pero me queda la curiosidad de saber cómo crecieron las ventas y cómo se alcanzó la eficiencia en el proyecto. Felicitaciones.

  4. Excelente el proceso que propones para crear y desarrollar proyectos.
    Y muy divertida la anécdota del restaurante en Kenia.

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