En los principios del blog describí mi lucha contra un fantasma de mi imaginación: cumplir con la inspección anual del coche. Es una de muchas actividades que voy dejando y dejando hasta que el pánico se apodera de mí. En aquella ocasión, el asunto estuvo a punto de salirse de mis manos. Hace unos días llegó esa odiosa parte del año. Aprovecho la ocasión para dar mi reporte de la desidia, una de mis grandes debilidades.
No todo puede estar bajo control
Hace dos días salí a correr. La ruta es agradable, pero tiene un problema: hay dos puentes levadizos que se levantan cuando cruza un barco. A mí se me hace importante correr sin parar. La posibilidad de que se abrieran los puentes afectaría mi tiempo. No todo puede estar bajo control, pero sí deseaba una carrera sin interrupciones.
No dejar de intentar hasta lograr
De antemano ofrezco una advertencia: soy muy necio. También soy paciente. Mientras otros han caído, yo he seguido en pie. Pero no todo es un éxito: cuando otros cambian sabiamente de parecer, yo continúo detrás de causas perdidas. El no dejar de intentar me ha dado excelentes resultados. También me ha hecho perder tiempo valioso. Lo que puede ser una virtud se nos puede voltear.
Escribir un blog, toda una experiencia
Desde hace ya años jugaba con la idea de escribir un blog. Como muchas cosas en mi vida, era más bien un proyecto inalcanzable que servía más bien para hacerme sentir bien. Cerraba los ojos pensando en todas las visitas que tendría. Eso me ayudaba a dormir tranquilo. Pero un buen día, hace un año y tres días, hice la desidia a un lado, puse manos a la obra y publiqué el primer artículo. Desde entonces no he mirado para atrás.
3650 ideas cada año de mi vida
Hace más de un año, en diciembre de 2016, encontré, en la ciudad de Boston, una librería que cumplía todas mis expectativas. No era parte de una enorme cadena. Era un negocio independiente atendido por el dueño. Aparte de muy buenos títulos, el establecimiento cuenta con una popular cafetería. La primera vez fui desayunado. La segunda me forcé a llegar con hambre de desayuno y de 3650 ideas.
Unas merecidas vacaciones
El día de hoy el blog se está tomando unas merecidas vacaciones. Antes de que los amables lectores se asusten, me explicaré: como es evidente, estoy publicando el artículo de hoy martes normalmente (bueno: un poco tarde, pero eso se está volviendo la norma más que la excepción). La diferencia es que hoy escribiré de una forma más relajada.
Saber escuchar vs. hablar y hablar
Ser parte de un grupo grande no ayudaba. Todos hablábamos y nos interrumpíamos constantemente. Cada quién quería dejar en claro su punto de vista, yo incluido. Era la situación ideal para sentirme incómodo, pero tenía razón. Todos creíamos tener la información correcta. A pesar de ser consciente de la importancia de saber escuchar, mi participación no era la ideal.
Querer es un buen comienzo
Hace años, después de grandes esfuerzos, conseguí lo que era el trabajo de mis sueños. De esta manera se cumplían deseos que tuve desde niño. Tras el largo y exhaustivo proceso de selección, mis energías estaban muy bajas. Pero recibí una buena noticia: había sido exitoso. Al final se habían cumplido mis deseos de mucho tiempo Me dije a mí mismo que querer es poder.
El jet lag y cómo contrarrestarlo
Concluía un viaje de aventuras y visitas a recuerdos del pasado. El valiente viajero se sentaba cómodamente en el avión que lo regresaría a su lugar de residencia: 14 horas y media nada más. Después de eso, estaría otra vez instalado en la habitual rutina. Solo un obstáculo se interponía entre su objetivo y la realidad: el jet lag.
Las eventualidades no se pueden planear
No recuerdo exactamente cuándo se me metió la idea en la cabeza. Habrá sido en la niñez, tal vez un poco después. Hace una semana realicé un proyecto que para otros era una idea descabellada. Hoy me dispongo a reseñar tal evento. Por supuesto, las eventualidades surgidas durante la realización de un sueño de muchos años tienen carácter protagónico.