No te preocupes sin necesidad

no te preocupes sin necesidad

Estaba acostado. Mi corazón latía con rapidez. El mundo se me venía encima. De repente las sencillas tareas del día siguiente se veían como obstáculos insuperables. Sobre mi hombro izquierdo, un diablito decía: “No lo vas a lograr”. Del otro lado había un angelito. Me dijo: “no te preocupes sin necesidad”. ¿A quién hacerle caso?

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