En la escuela secundaria me dio por dibujar aviones durante clases. Al principio los copiaba de revistas. Después los trazaba de memoria, con resultados aceptables. En la misma época escribí algunos cuentos cortos. Tampoco eran malos. Ambas actividades, sumadas a otros pasatiempos, absorbían gran parte de mi tiempo. Llegó el momento en que no sabía cómo organizar los proyectos, de tantos que eran.
Cómo enfrentar los grandes proyectos
Hoy, 23 de enero, la temporada navideña es cosa del pasado. El árbol de Navidad quedó meticulosamente empacado en bolsas de plástico y está, por los siguientes 11 meses, en un ático lleno de polvo cuyas funciones son: albergar la cisterna y el tinaco y darle un lugar donde pasar el tiempo cuando no está en uso. A pesar de ser un tema fuera de época, este árbol constituye un buen ejemplo de cómo enfrentar los grandes proyectos. Por ello, comparto el siguiente relato: