Se me ha informado que de bebé era bastante flojo. Dormía ocho horas seguidas, sin levantar a mis papás para comer a media noche. Se dice también que en cuanto aprendí a caminar hice uso inmediato de mi nueva habilidad. A las 7 de la noche tomaba la mano de mi mamá para que me llevar a la cama. Muchos años han pasado. Y ahora me doy cuenta de que el descanso es igual de importante tanto para los bebés como para los papás.
Unas merecidas vacaciones
El día de hoy el blog se está tomando unas merecidas vacaciones. Antes de que los amables lectores se asusten, me explicaré: como es evidente, estoy publicando el artículo de hoy martes normalmente (bueno: un poco tarde, pero eso se está volviendo la norma más que la excepción). La diferencia es que hoy escribiré de una forma más relajada.