Un día abrí los ojos y me di cuenta cuenta de que mi estilo de vida era sedentario en extremo. Era un problema serio y tenía que atacarlo de frente. Me puse algunas metas para lograrlo. Pero no fue suficiente. No tomé en cuenta un detalle: el mantenimiento de los objetivos es igual o más importante que su imposición. Entendí esto mucho después. Por lo pronto, ahí estaba yo, muy feliz en una tienda para comprar un nuevo juguete.