En la familia ha habido modas pasajeras. Una de ellas es el armado de rompecabezas en equipo. Me gustó mientras duró porque se crea un ambiente positivo. Cada pequeño triunfo, como encontrar una pieza, se celebraba con la frase “me cubrí de gloria”. Resultaba muy alentado cuando se encontraban partes muy difíciles como agua o cielo, esas se resuelven pensando más allá de lo acostumbrado.