En casa hay un desordenado cuarto que se puede considerar mi oficina. Dicho espacio ha sido la fuente que ha dado luz a grandes proyectos, incluido este blog. Hace unos años, la escena recordaba al laboratorio de un científico loco. El ruido era intolerable. El calor, indiferente al viento generado por el constante uso del aire acondicionado. Tres computadoras operaban las 24 horas al 100% de su capacidad. El consumo eléctrico era excesivo. El polvo se impregnaba en sus inútiles ventiladores. ¿La razón? Se llevaba a cabo una operación de minería de Bitcoin.
El paso del tiempo es inevitable
Entre los recuerdos más vívidos de mi infancia está la noche del 5 de enero de 1979. ¿Por qué recuerdo una fecha tan precisa? Porque fue el día anterior a la llegada de los Tres Reyes Magos, a mis escasos 6 años. Ese día el paso del tiempo era muy lento. Cumplí con mis obligaciones puntualmente. La cena fue a la hora prevista. No quise ver televisión ni leer. Mi prioridad era ir a la cama cuanto antes.