Un giro del destino me hizo ver, en 1988, con una gran suma de dinero. Esto desde el punto de vista de un muchacho de quince años, al menos. Pero estaba feliz con mi pequeña fortuna. ¿Me lo gasté en algo inútil? De ninguna manera: la decisión fue invertir en libras esterlinas. Aquel muchacho, que ni siquiera sabía cómo protegerse de una crisis bursátil, estaba entrando al mercado de divisas. Se estaba diversificando.
Con pequeños cambios se llega muy lejos
Durante los últimos años, abrir la puerta del armario tiene un efecto negativo: siento un nudo en el estómago. Los años que llevamos viviendo en la casa han sido testigos de una alarmante acumulación de objetos. Algunos de ellos son útiles. La mayoría, no. Lo fueron en el pasado, pero ahora no tienen nada que ofrecer. Es hora de deshacerme de lo que no necesito. Sé que poco a poco, con pequeños cambios, lograré cumplir este nuevo objetivo.
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Perdonarse a uno mismo vale la pena
Es difícil ser fuerte ante las tentaciones. Sobre todo cuando se está de vacaciones. Si la visita es a la tierra que me vio nacer es más complejo. En esa situación me encontraba yo. Sentado, frente a la comida más rica del mundo, la debilidad de carácter se apoderó de mí. Cómo perdonarse a uno mismo cuando se rompen hábitos por los que se libran épicas batallas día con día.
A alguien hay que echarle la culpa
Cuando mi amigo Alessandro supo que viajaba a Milán me dio un consejo: “Ve a la Galería Vitorio Emanuelle II. “En el centro, encontrarás un toro en el piso. Pon tu talón derecho sobre sus genitales y da una vuelta. Te traerá buena suerte”. Seguí las instrucciones al pie de la letra. Sin embargo, a partir de ese momento mi surte cambió para mal. A alguien hay que echarle la culpa de eso.
Saber escribir es solo cosa de práctica
Quería convencerme de que era una respuesta más en Quora *. Pero sabía que esta vez era diferente. Fue difícil porque estaba respondiendo una pregunta agresiva. Un ataque directo contra mi amada profesión. Por ello, tenía que escribir de manera elegante e inteligente. Luchaba contra mi propia indignación. Hay que saber escribir para poder salir airoso de algo así.