Con pequeños cambios se llega muy lejos

Durante los últimos años, abrir la puerta del armario tiene un efecto negativo: siento un nudo en el estómago. Los años que llevamos viviendo en la casa han sido testigos de una alarmante acumulación de objetos. Algunos de ellos son útiles. La mayoría, no. Lo fueron en el pasado, pero ahora no tienen nada que ofrecer. Es hora de deshacerme de lo que no necesito. Sé que poco a poco, con pequeños cambios, lograré cumplir este nuevo objetivo.

báscula
El primer cambio se dio gracias al ejercicio.

En otras épocas malgasté dinero en aparatos electrónicos inútiles o redundantes. El colmo fue cuando había nueve computadoras en casa. Para una familia de cuatro, es un exceso. Hoy pago los errores de ayer. La cantidad de objetos innecesarios me causa malestar. Va en contra de mi filosofía actual de simplificar la vida. Antes no pensaba así y hoy tengo que pagar el precio de errores pasados. Es hora de deshacerme de muchas cosas.

Lo alarmante es que no es fácil. Por alguna razón, se me ablanda el corazón cuando decido tirar algo. Pienso que puede servir en el futuro, o me trae buenos recuerdos. Les profeso un amor ilógico. No solo hay aparatos electrónicos. Cuadernos con notas de estudio que hoy son irrelevantes, copias de documentos que tuve que llevar a algún trámite burocrático, folletos y trípticos de productos que jamás compré. Es demasiado. Basta. Es hora de tomar el toro por los cuernos. . .

Primero hay que darse cuenta

En general estoy satisfecho con mi vida. No me puedo quejar. Esto es bueno. Si uno no se echa porras, ¿quién lo hará? Sin embargo, esto puede resultar contraproducente. En ocasiones estuve conforme, pero había errores graves por corregir. Me sentía feliz pero no todo estaba bien. Cerré los ojos a duras realidades. Se necesitaba un cambio con urgencia, pero no lo hice.

Cuando finalmente desperté a la realidad, me di cuenta de que estaba frente a un gran enemigo. Había mucho por hacer y no sabía por dónde empezar. Intenté implementar cambios radicales, pero no funcionaron. Era demasiado drástico. No tardé en regresar a mis hábitos del pasado. Sin duda necesitaba una estrategia diferente. Entonces empecé con pequeños cambios, prácticamente imperceptibles.

Por algo se empieza

Todo comenzó en el gimnasio de un hotel. Traté de comenzar una rutina de ejercicio desordenada. Al darme cuenta de que esto no me llevaría a ningún lado, decidí investigar una mejor manera de hacerlo. El progreso, logrado poco a poco, me entusiasmó. Empezar con pequeños cambios me hizo ver todo desde otra perspectiva.

En ese momento supe que esta estrategia era válida también en otros rubros. Pero no sabía por dónde empezar. Entonces hice que mi plan fuera no tener un plan. Me di cuenta de que con pequeños cambios era suficiente. Estos se irían sumando y el resultado sería evidente algún día.

Así fue como decidí que era tiempo de cambiar para bien. Casi de inmediato empecé a ver los resultados del ejercicio. Entonces, entusiasmado, decidí implementar otros hábitos. Comí un poco mejor y empecé a devorar libros de auto-ayuda y otros temas. Además de leer, empecé a escribir sobre lo que se me ocurría.

sillón
No podemos sentarnos a esperar que los cambios se den solos.

Sin plan pero organizado

Así empecé a hacer cosas que me parecían positivas. No lo pensaba mucho. Algún día todo tomaría forma. Por otro lado, sabía que esas pequeñas acciones debían de estar bien organizadas. Así empecé a planear un poco mis días, establecí prioridades, le di más valor a mi tiempo.

Hace unos meses celebré el tercer aniversario de este proceso. Los resultados han sido sorprendentes. Pero nunca es suficiente. Hay tentaciones y demonios acechando constantemente. Se necesita disciplina y un proceso de mejora constante para vencerlos. Es necesario aprender de los errores, que son muchos.

Las mejoras se pueden comparar con la magia del interés compuesto. Con pequeños cambios se van agregando mejoras. Estas se acumulan con el tiempo. En un momento, el crecimiento se vuelve fenomenal. Vale la pena.

Los contratiempos

A veces esto resulta difícil. Las tentaciones abundan. Mi debilidad por las enchiladas y los tacos no ayuda. Hay días en los que la desidia no me deja de acechar. En ocasiones el ejercicio del día se ve como algo imposible y no dan ganas de empezar. Hay que ser fuertes y luchar contra los demonios internos.

No somos perfectos. Nunca lo seremos. No siempre se logra todo lo que se intenta. Lo que queda es no darnos por vencidos. Los errores, obstáculos y tentaciones son solo parte del proceso. Hay que seguir buscando una vida mejor. Esto se hace con pequeños cambios, sin lamentar demasiado los errores.

El pasado nos da enseñanzas. En el presente las podemos analizar. Y el futuro… nadie sabe. Pero hay que hacer lo posible para enfrentarlo con nuestras mejores armas. Hay que actuar ahora mismo.

azulejos
En ocasiones es necesario sailr del patrón, de lo establecido y simplemente cambiar.

Con pequeños cambios se llega muy lejos

Quiero compartir con los amables lectores algunos de esos pequeños cambios. Parecen insignificantes pero han ayudado mucho. Los implementé sin pensarlo demasiado, pero con planificación. La mayoría no quitan tiempo y son fáciles de llevar a cabo.

  1. Una hora de ejercicio, seis días a la semana.
  2. Leer libros de no ficción de temas diversos, todos los días.
  3. Aprender de los demás, preguntar, entablar plática.
  4. Dedicar un par de horas al mes a las finanzas personales.
  5. Reducir el número de obligaciones. Dejar solo las importantes.
  6. Ser más positivo. Ver la vida desde otro punto de vista.
  7. Escribir mucho. Como mínimo, diez ideas al día.
  8. Hacer una lista de pendientes para el día siguiente.
  9. Escribir un blog. Excelente para poner las ideas en orden.
  10. Mejor manejo del tiempo, evitar actividades innecesarias.

Conclusión

Con pequeños cambios se logra mejorar de manera sorprendente. Hay que ser pacientes. Al principio el progreso no es aparente. Se corre el peligro de pensar que no han servido de nada. Pero en un momento todo toma forma. El resultado es sorprendente para nosotros mismos y para otros.

En ese momento, cuando volteemos la vista y veamos los resultados obtenidos, nos daremos cuenta de que esos pequeños sacrificios valieron la pena.

lámpara
Al principio no se ve que las cosas tengan mucha forma.

. . . El relato de hoy no tiene conclusión. Eliminar los objetos innecesarios es un proyecto que llevé a cabo hace meses y últimamente lo he dejado. Es hora de empezar de nuevo. Con corazón duro me desharé de todo lo que no necesito.

Lo haré poco a poco y sin orden aparente. Voy a tirar las cosas inútiles que hay en ese armario. Lo haré como vayan saliendo. Pero implementaré un proceso: le dedicaré 5 minutos al día, cuando mucho. Con cambios pequeños todo irá tomando forma.

Pero eso no es todo. No se trata nada más de eliminar. También es necesario dejar de comprar cosas inútiles. Esto, en sí, es material para un artículo completo.

6 respuestas a “
Con pequeños cambios se llega muy lejos

  1. Excelente ejercicio haces escribiendo el blog. Se aclaran tus ideas y haces que las de los demás también.

    La acumulación de cosas inútiles y el no tirarlas es algo que me atormenta. Son 47 años en la casa y hay miles de objetos inservibles y qué decir de los que dejaron mis dos hijos (mi hija no), especialmente el mayor, y también los que acumularon los papás. Que tu artículo sirva para llenar las arcas del camión de la basura.

    Ojalá tu artículo, muy bueno, sirva para

  2. Estoy de acuerdo. Los cambios drásticos no llevan muy lejos. Mejor pequeños pero constantes.
    Y tirar cosas que ya no usamos es más fácil de lo que parece. Una vez hecho, la vida es más ligera.

  3. Sí, no hay duda, se necesita un corazón duro y una voluntad de hierro para deshacerse de cosas inútiles. Soy partidario de los movimientos drásticos porque el ir poco a poco nos hace blandengues en eso de tirar cosas. En tu caso, antes de tirar algo piensa si me lo puedes regalar, je je.

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