Hace un par de meses hubo un evento inesperado en la casa. Debido a circunstancias que mencionaré más tarde, terminamos adoptando una gata. A Nieve parece no importarle su pasado o su futuro. Me da la impresión de que lo único en su cabeza es el valor de vivir en el tiempo presente. Explico a continuación por qué.
Mis consejos para los negocios
Hoy empiezo con una solicitud contradictoria: No hagan caso a mis consejos para los negocios. ¿Por qué? Basta una pequeña introducción a mi experiencia como hombre de negocios. Entonces se podrán dar cuenta de que el presente artículo es más bien una forma de pensar en voz alta. Estoy seguro de que un buen número de mis lectores están al frente de empresas exitosas. Ellos están en mejor posición de darme consejos que de recibirlos. Sin embargo este es mi blog y puedo escribir en él lo que me venga en gana.
Las frases célebres que paralizan
“Si la pagas toda te vas a descapitalizar.” Fue la frase que me dijo alguien cuando le comenté que pensaba pagar toda mi deuda 14 años antes de su vencimiento. ¿Sería una de las frases célebres que paralizan, o en realidad tenía razón? En ese momento no sabía qué pensar. No era la primera vez que alguien me lo decía. Estaba confundido porque mi situación no era la más óptima en ese momento. Y la información que recibía generaba un conflicto interno entre lo que oía y lo que pensaba.
El cimiento de las finanzas personales
Hablando de confesiones, ahí les va una nueva: los adultos de la casa tenemos la macabra costumbre de ver en la televisión un canal de investigaciones criminales. Esto me ha hecho llegar a una teoría que puede generar controversia: algunos crímenes no se llevarían a cabo si se forjara el cimiento de las finanzas personales desde temprano. Esto se lleva a cabo a base de pequeños sacrificios que en el futuro nos pueden sacar de problemas, como explico a continuación.
Confesiones de un ochentero
Creo que fue durante unas vacaciones de verano. O tal vez un día feriado. El caso es que no había clases. Mi amigo Juan Manuel* y yo estábamos sentados frente al monitor con letras verdes sobre un fondo negro. Escribíamos un programa en el lenguaje BASIC. Era, con mucho, el programa más largo que habíamos escrito. La culminación de todo lo que habíamos aprendido leyendo y copiando ejemplos de libros y revistas de programación. Corría el año 1987. Buena época para una buena introducción a las confesiones de un ochentero.