El reloj sonó a las cuatro de la mañana. Me levanté de inmediato a pesar de haber pasado una mala noche. Estaba cansado y entusiasmado al mismo tiempo. En unas horas sabría si se realizaría un humilde logro personal que me había propuesto. Después de tomar agua me dispuse a darme un baño rápido para refrescar el cuerpo y el espíritu.
Continuar leyendo “Un humilde logro personal alcanzado”Estrategia para una carrera de 10 km
El despertador sonó a las 5 de la mañana. Cosa extraña en viernes, día que por estos rumbos marca el comienzo del fin de semana. No me importaba. Estaba concentrado en el evento que venía. Tomé agua y me di un baño innecesario: en dos horas estaría todo sudado. La noche anterior repasé con detalle la estrategia para una carrera de 10 km que se llevaría a a cabo a las 7 de la mañana. Todo bajo control.
Entrenando para una media maratón
A las piernas les costaba trabajo mantener la velocidad seleccionada. Pero el que de verdad luchaba era mi corazón. Con cada latido daba la impresión de que se me iba a salir, cayendo al suelo, mientras latía ante el estupor de los presentes. Hoy, poco más de tres años después, estoy entrenando para una media maratón. Si me lo hubieran dicho aquel día no lo hubiera creído.
Con pequeños cambios se llega muy lejos
Durante los últimos años, abrir la puerta del armario tiene un efecto negativo: siento un nudo en el estómago. Los años que llevamos viviendo en la casa han sido testigos de una alarmante acumulación de objetos. Algunos de ellos son útiles. La mayoría, no. Lo fueron en el pasado, pero ahora no tienen nada que ofrecer. Es hora de deshacerme de lo que no necesito. Sé que poco a poco, con pequeños cambios, lograré cumplir este nuevo objetivo.
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No todo puede estar bajo control
Hace dos días salí a correr. La ruta es agradable, pero tiene un problema: hay dos puentes levadizos que se levantan cuando cruza un barco. A mí se me hace importante correr sin parar. La posibilidad de que se abrieran los puentes afectaría mi tiempo. No todo puede estar bajo control, pero sí deseaba una carrera sin interrupciones.
El tiempo es oro: hay que aprovecharlo
Ayer desperté antes que el resto de la familia. El tiempo es oro, y ese pequeño período antes del bullicio matutino me da una pequeña ventaja que aprovecho para planear el día. Tomé un recibo de cafetería. Al reverso, escribí los pasos a seguir para enfrentar una emergencia que surgió la semana pasada y que no había atacado con la debida prontitud.
Cómo enfrentar los grandes proyectos
Hoy, 23 de enero, la temporada navideña es cosa del pasado. El árbol de Navidad quedó meticulosamente empacado en bolsas de plástico y está, por los siguientes 11 meses, en un ático lleno de polvo cuyas funciones son: albergar la cisterna y el tinaco y darle un lugar donde pasar el tiempo cuando no está en uso. A pesar de ser un tema fuera de época, este árbol constituye un buen ejemplo de cómo enfrentar los grandes proyectos. Por ello, comparto el siguiente relato:
Pensando más allá de la norma
En la familia ha habido modas pasajeras. Una de ellas es el armado de rompecabezas en equipo. Me gustó mientras duró porque se crea un ambiente positivo. Cada pequeño triunfo, como encontrar una pieza, se celebraba con la frase “me cubrí de gloria”. Resultaba muy alentado cuando se encontraban partes muy difíciles como agua o cielo, esas se resuelven pensando más allá de lo acostumbrado.
Cómo mantener el peso perdido
Se está volviendo costumbre tener, cada semana, un pretexto para la tardía publicación del artículo de los martes. Hoy tengo dos buenas razones: mucho trabajo en la mañana y un anillo. Hace años me pregunté cómo bajar de peso y cómo mantener el peso perdido. Sin embargo, nunca imaginé que mi dedo anular adelgazaría. No en aquel día del año 2001 cuando me tomaron las medidas de mi anillo de casado en una joyería de la calle Madero en la Ciudad de México.
El hábito sí hace al bloguero
Me encontraba solo frente a un reto que parecía imposible. Todos me habían abandonado. No había ayuda a la vista. Desgraciadamente el hábito estaba muy inculcado en mí. Era hora de pagar las consecuencias. Esperar un rato o dejarlo tendría un resultado funesto. El reto crecía de forma exponencial, mientras el tiempo transcurría impasible.