Eran ya las doce del día. Nuestra aventura debía de haber comenzado hacía horas. Quedaban muchos lugares por conocer. Sin embargo, platicábamos animadamente frente a un rico café. A pesar del buen rato que disfrutábamos, me sentía mal por la falta de acción. Había que hacer algo pero estábamos tan a gusto que no daban ganas de mover un dedo.
Continuar leyendo “La falta de acción juega un gran papel”