Los problemas reales y los imaginarios

Empiezo esta entrada reportando el resultado parcial de uno de mis primeros artículos: el de la desidia. Tristemente debo reconocer que no he terminado totalmente con el problema. Por lo menos ha habido cierta mejoría. Me he enfrentado con la dificultad de diferenciar entre los problemas reales y los imaginarios. Por ello, me ha costado atacar de frente el asunto. Aparte de eso, he dejado sin resolver pequeños asuntos que deberían ser de muy fácil resolución. Como ejemplo, va una pequeña anécdota.

Dadas algunas necesidades logísticas, en casa contamos con dos automóviles. Esto hace que las obligaciones que conlleva el tener un vehículo se dupliquen. El día que regresemos a un auto en la familia me sentiré liberado. Bien: uno de esos autos sufrió un pequeño accidente  un día martes. Al mismo tiempo, el registro del otro estaba a punto de vencerse. (Hay una historia similar pero más extrema en el artículo de la desidia).

Para hacer las cosas más interesantes, salieron ciertos pendientes por parte de mi trabajo. Cambiaron el proceso de acceso a los portales de Internet en la empresa. Ahora iba a ser con uno de esos aparatos que dan una clave temporal (como los del banco) para una verificación de dos pasos. Había un límite de tiempo para la entrega de tal aparato, y en horarios diferentes a los míos. Después me sería imposible acceder a los portales de empleados. Además, se me asignaron algunos cursos en línea, también con una fecha límite. No completarlos representa una falta grave. Demasiada información para mi pequeña cabeza.

dos llaves de cpche
Dos autos: doble responsabilidad

Ya deben estar adivinando los amables lectores. Dejé pasar todos esos pendientes durante un período que rayaba en lo peligroso. Durante todo ese tiempo había algo en mi cabeza que me molestaba. Un malestar que me hacía pensar constantemente en esas tareas. La concentración se me iba y esta situación solo atrasaba la resolución de otros problemas realmente importantes. No estaba diferenciando correctamente entre los problemas reales y los imaginarios.

La solución viene del lugar menos pensado

Cundo tenía 19 años, la información se transmitía por papel y no por redes sociales. En esa época llegó a mi poder, de parte de una amiga, un poema, escrito a mano, que dejó una profunda impresión en mí.

Se llama “Instantes” y se atribuye de manera errónea a Jorge Luis Borges. La realidad es que fue escrito en 1935, originalmente en inglés y en prosa, por un caricaturista estadounidense, Don Herold. Alguien lo tradujo al español y lo re-acomodó en formato de verso. Este poema tuvo un gran impacto en aquel joven e impresionable yo. A la fecha me parece que deja una buena enseñanza.

Lo que me inspiró para escribir este artículo, dice:

…tendría más problemas reales y menos imaginarios…

Es muy importante encontrar la diferencia entre los problemas reales y los imaginarios. Esto facilitará la vida. Haciendo un recuento de las experiencias que he tenido, la mayor parte de nuestros problemas son imaginarios. Cuántas veces no nos hemos reído a carcajadas de algo que años atrás parecía el fin del mundo.

El procesamiento mental de los problemas

Tras un análisis realista podemos darnos cuenta de que somos víctimas de un estrés innecesario. Creamos grandes problemas, sin aparente solución. Los agrandamos y les damos múltiples vueltas en la cabeza. Esto nos distrae de nuestras tareas y obligaciones. Lo realmente peligroso es que desvían nuestra atención de asuntos aparentemente sutiles. Estos son a veces los más importantes y requieren nuestra pronta reacción.

Debido a mi naturaleza, soy una persona floja. Lo digo sin pena, ya que esto me ha ayudado a luchar constantemente para simplificar mi vida. Me atrevo a decir que la flojera ha sido de gran ayuda a la humanidad. Muchos de los grandes inventos de la historia han surgido porque alguien tuvo flojera de alguna tarea repetitiva, o al menos porque se quería facilitar la vida.

sudoku
Hay problemas que aparte de ser imaginarios son adictivos

Ya que ando en modo de confesiones y algo desinhibido, acepto sin pena que no me cuesta nada de trabajo dormir. Literalmente pongo la cabeza en la cama y me quedo dormido. Pero hay una pequeña excepción: cuando lucho contra los problemas reales y los imaginarios. De todos modos duermo al primer contacto con la almohada. Pero algunas veces me despierto a las 3 de la mañana y les doy vueltas, especialmente a los de la imaginación. Por fortuna no tardo mucho en volver a caer dormido.

La conclusión a la que he llegado es que para evitar el insomnio hay dos soluciones:

  • Atacar los problemas reales: buscarles una solución práctica y llevarla a cabo. Así se reducirá el número de asuntos pendientes y podré dormir sin interrupción.
  • Detectar los problemas imaginarios: simplemente darme cuenta de que no son reales y regresar a dormir como un bebé.

Los problemas reales y los imaginarios

Usando el ya trillado método de la lluvia de ideas, analizo cómo distinguir entre los problemas reales y los imaginarios. Busco también algún método para darles la prioridad correcta. Si todo sale bien, también les encontraré una solución.

Advertencia: el método que escribo a continuación se me ocurrió ayer y todavía no le he implementado. Favor de seguir intentando mientras no se descomponga nada. Y claro, bajo riesgo de perder el sueño.

1.- ¿Qué pasaría si no lo resolviera?

¿Se acabaría el mundo? ¿Me causaría un daño irreversible? Este es un método muy eficiente para poder darnos cuenta de cuáles problemas son verdaderos. De esta forma ocurren dos cosas: nos tranquilizamos y podemos pasar de manera directa a luchar contra los problemas verdaderos.

2.- ¿Estoy realmente enfrentando un problema?

Aprender a diferenciar entre los problemas reales y los imaginarios es el cimiento sobre el que se basa este artículo. Así nos quitaremos de la cabeza un montón de cosas que no existen. Así daremos paso a la resolución de lo realmente importante.

3.- Hacer una lista de todo lo que nos agobia en el momento

Después de las preguntas que nos hicimos en los dos primeros pasos haremos una lista con lo que sobra. Puede ser mental, aunque lo recomiendo con papel y pluma. En lo personal, cuando escribo las cosas se me graban mejor. Claro que esto varía de persona a persona.

4.- De esta lista, separar los problemas reales y los imaginarios

Este paso será el que nos va a liberar: al determinar cuáles son las cosas que realmente necesitan toda nuestra atención, dejaremos a un lado todas lo que no tiene importancia. Así nos daremos cuenta de las angustias innecesarias que sufrimos.

5.- Hacer una nueva lista: ahora solamente con los problemas reales

Ya dejamos a un lado los imaginarios. Ahora nos podemos concentrar lo lo que realmente necesita nuestra atención. Este paso nos ayudará a ver la realidad más claramente. Algunas veces, las cosas a las que no damos importancia son las que más nos afectan.

ciudad nublada
Hay días que parecen oscuros, pero sabiendo identificar los problemas y desechando los que viven en la imaginación, el día se ve con más claridad.

6.- Determinar cuáles son los problemas más urgentes y cuáles los más fáciles de resolver

Este paso es importante ya que así podremos determinar nuestras prioridades. Por un lado, hay asuntos de vida o muerte y que son prioritarios. Por el otro, están los que nos lleva menos tiempo resolver. Terminar con estos aclarará nuestra mente.

7.- Dar solución a los problemas más urgentes

Los que de verdad sean de vida o muerte. Los que si se quedan así nos van a afectar de manera irreversible. Curiosamente, algunas veces estos son los que ni siquiera detectamos. Esto se debe a que no los entendemos, o a que nuestro inconsciente los hace a un lado y nos aleja de la realidad.

8.- Atacar ahora en orden de los más sencillos a los más complejos

Ya terminamos con los asuntos de vida o muerte. Ahora los que quedan son similares en importancia. Si atacamos los más sencillos primero, vamos a quitarnos de en medio una gran cantidad de problemas. Esto por un lado nos va a aclarar la mente y por el otro nos motivará a continuar la lucha.

9.- Determinar de manera realista el daño que causaría si lo dejara crecer

De lo que quede de la lista, repetimos el análisis, ahora con la mente más clara. Así nos daremos cuenta de que todavía nos había faltado diferenciar entre los problemas reales y los imaginarios. Este paso es parecido al método de mejora continua que discutí en el artículo anterior.

10.- Simplificar la vida

Este paso es el más importante. Mientras más sencilla sea nuestra vida, menos lugar van a tener los problemas reales y los imaginarios para crecer. Contando con las pertenencias necesarias, menos probabilidad habrá de enfrentar problemas.

Conclusión

token
No era exactamente este, pero similar. Un gran problema recogerlo

El auto accidentado entró al taller un mes y medio después del percance. El registro del otro vehículo quedó renovado el último día (para ser sincero, el último día del período de gracia, que es un mes). El dispositivo para la clave temporal de acceso lo recogí 11 días después de que los portales dejaron de funcionar sin él. Afortunadamente en ese período no tuve necesidad de acceder a ellos. Finalmente los cursos pendientes quedaron terminados en una sentada, dos semanas antes de la fecha límite.

  • ¿Valía la pena perder horas de sueño por estos pendientes? No.
  • ¿Eran problemas de vida o muerte? No.
  • ¿Entonces se trataba de problemas reales? No.

Existían solamente en mi imaginación. Eran simples pendientes. Si fuera yo más organizado y menos desidioso ni siquiera existirían en mi cabeza.

Al final el alivio y la satisfacción eran grandes. Me sentí como si regresara de travesías a través de mares imposibles de navegar, con mi nave en perfectas condiciones, a dormir profundamente con la satisfacción de haber cumplido con una misión.

No importa que el supuesto poema de Borges no haya sido escrito por el famoso autor argentino. Tampoco importa que el original estuviera en prosa, ni que su idioma original fuera el inglés. Todo lo anterior debería quitarle seriedad e importancia. Sin embargo, creo que su mensaje es válido para el impresionable muchacho de 19 años que lo leyó por primera vez, y para el bloguero de 44 años que lo usa como base para una nueva lucha en su vida.

13 respuestas a “
Los problemas reales y los imaginarios

  1. Muy bien Alejandro.
    En muchas ocasiones llevamos las cargas laborales, emocionales demasiado lejos sin darles realmente la importancia que estos tienen.
    Jaja y la mayor de las veces no son resueltas precisamente por la desidia.
    Te mando un fuerte abrazo!

  2. Buena reflexión Ale, interesantes de conceptos. Personalmente los problemas los divido en dos, los que tienen solución( en q la.solucion está en mis manos) y los que no la tienen. Después de eso me pongo a trabajar en prioridades y resultados que van más menos de acuerdo a lo que describiste.

    Un abrazo !!!!!!

  3. Sabias reflexiones. Paso mucho tiempo sufriendo por lo que puede ocurrir: invento problemas. Nada pasa así que el desgaste es inútil. Cuando llegan , serios o no, ni los esperamos.
    Hay que luchar para distinguir entre los reales y los imaginarios, tarea difícil pero no imposible..

  4. Me gustó mucho este artículo. Tiene excelentes consejos para deshacernos de los problemas imaginarios y enfocarnos en los reales. Creo que cuando creemos que no tenemos problemas, los inventamos, los hacemos imaginarios. Felicitaciones Alejandro.

  5. Todo tiene solución en esta vida, pero a veces nos empeñamos en hacer un monstruo de algún problema y después nos asustamos de el, cuando fuimos nosotros quienes los imaginamos. Felicidades Ale, nos haces reaccionar de nuestros errores.

  6. Hay un proverbio Mexicano que dice “HAY QUE TOMAR AL TORO POR LOS CUERNOS”
    También hay un programa de TV que se llama Criminal Minds, y una asistente como “Penelope García” no caería bien.
    Saludos muy interesante

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