La autocrítica, una gran virtud

Hay días en los que uno está peleado con el mundo y con uno mismo. Así me sentía en aquella ocasión. No había razón. Me disponía a tomar mi café de la mañana con un amigo. Eso debía de ser suficiente para estar de buen humor. La autocrítica me hubiera hecho ver las cosas de manera diferente. En cambio buscaba un pequeño pretexto. Lo encontré cuando llegué al vacío estacionamiento.

Con la habilidad de un depredador al acecho detecté a mi víctima: un auto estacionado, ocupando dos lugares. El sentido común dictaba que era mejor ignorarlo y estacionarme en cualquiera de los cientos de lugares disponibles. Pero no fue así. Me estacioné pegado a él. Al final yo estaba en lo correcto. Él era un egoísta. ¿Cómo puede haber gente así? Furioso, me dirigí a la cafetería. . .

Difícil de admitir

desviación
Hay que ver la realidad para corregir el curso

Desconozco si es parte del instinto de supervivencia del ser humano, pero tenemos la tendencia a creer que todo lo hacemos bien. Con gran habilidad detectamos los errores de los demás. En cuanto a nuestras fallas, resulta más difícil. La autocrítica no se puede implementar con facilidad. Es rara y poco común.

Tiene lógica. Es más fácil echarle la culpa a los demás. Los factores externos nos arruinan el día. Nuestras intenciones son siempre buenas. Los contratiempos se interponen en nuestro camino. La mala suerte nos sigue. Todo sería más fácil si los demás nos hicieran caso. He perdido muchos años de mi vida con esa mentalidad. Y creo que no estoy solo.

Y más difícil de implementar

La autocrítica debería de ser parte de la vida cotidiana. Al terminar el día habría que hacer un análisis. Una reflexión de lo que hicimos mal, de lo bueno y las medidas que se pueden implementar para mejorar. El ego, sin embargo, nos lo impide en ocasiones.

¿Cómo implementar un cambio así de radical y difícil en la vida? La respuesta es muy sencilla: hay que crear un hábito de ello. ¿Cuándo hacerlo?

  • Cuando cometemos errores.
  • Si somos injustos con los demás.
  • Al reaccionar de manera exagerada.
  • Cuando culpamos a otros de nuestras faltas.
  • Si no estamos satisfechos con nuestro desempeño.
  • En cualquier ocasión en que tomemos el papel de víctimas.
conexión asustada
La autocrítica asusta pero vale la pena enfrentarla

Soluciones fáciles… y otras no tanto

La semana pasada propuse a los lectores escribir reglas simples para solucionar problemas comunes. Esto es fácil de llevar a cabo porque es inherentemente positivo. Se hace con ganas. Los resultados son concretos y nos causan satisfacción.

La propuesta de esta semana es más compleja que la anterior. El día de hoy invito a los lectores (y a mí) a implementar los beneficios de la autocrítica en nuestras vidas. ¿Por qué es más difícil esto? La semana pasada solucionábamos problemas externos. En esta ocasión nos enfrentamos con nosotros mismos.

El método propuesto

El Kaizen fue creado en Japón. Es un método de mejora usado en la industria manufacturera. Sus beneficios fueron detectados e implementados en todo el mundo. El blog no se quedó atrás y lo anunció hace meses con gran pompa. Hoy regreso a él. Esta vez será la solución ante la dificultad de enfrentar la autocrítica.

Como fieles lectores (y escritor) del Blog de Alejandro, todos los días hacemos una lluvia de ideas. A partir de la semana pasada también escribimos una serie de reglas simples ante diversos retos. No me queda duda de ello.

Perico
Alguien tiene que venir a decirnos nuestras cosas. Y nosotros debemos de escuchar.

Estoy seguro de que al final de cada hoja nos quedan todavía algunas líneas en blanco. Sería una tristeza desperdiciarlas. A partir de hoy, antes de ir a la cama, escribiremos tres cosas que hicimos mal en el día. No tiene caso detectar solo el problema. Por ello, a la derecha del problema, escribiremos su posible solución.

Las tendencias salen a la luz

Echando a perder se aprende. No tiene caso equivocarnos y quedarnos lamentando. Escribir nuestras fallas y omisiones nos hará conscientes de los puntos débiles. Es difícil admitir nuestros errores de la noche a la mañana. La finalidad de este método es crear un hábito. Lo que sigue es un poco de paciencia.

Después de varios días empezaremos a detectar tendencias. Veremos cómo algunos de nuestros malos hábitos se repiten. Esto nos va a hacer más conscientes de los problemas. Los hará más visibles. Entonces será fácil atacarlos directamente.

En ese momento la autocrítica aparecerá como por arte de magia. Sabremos cuándo algo anda mal. Pero esto no es todo. A un lado del problema escribimos también la forma de atacarlo. Esta también aparecerá de manera repetitiva. No solo estaremos conscientes del problema sino también de su solución.

cincuenta y un grados
Ante el calor de la situación es necesario calmarse y aplicar la autocrítica.

La autocrítica, una gran virtud

La autocrítica nos hace realistas. Hace que abramos los ojos a nuestros defectos y deficiencias. Esto es un gran descubrimiento… para nosotros. La gente que nos rodea ya lo sabía. Normalmente reaccionan de dos maneras:

  1. Lo dicen en nuestra cara.
  2. Se quedan callados por miedo a lastimarnos.

El primer punto nos pone a la defensiva. Nos sentimos lastimados y atacados. No debería de ser así. Deberíamos de abrirnos y escuchar lo que nos quieren decir. El segundo nos vuelve ciegos ante la realidad y elimina cualquier esperanza de actuar.

Abrirnos ante lo que se nos dice es muy valioso. La autocrítica será más fácil de implementar de esta manera. Cuando lleguemos a esta etapa, tendremos más huecos que llenar en la libreta. La solución estará más cerca que antes.

En este caso también se pueden detectar tendencias. Si mucha gente nos dice lo mismo, debe de ser por una buena razón.

Conclusión

La autocrítica nos ayuda a eliminar a nuestros demonios y malos hábitos. Su origen puede estar en nosotros mismos (nadie nos conoce mejor) o en nuestros seres más allegados (los que nos tienen que aguantar).

Usarla diariamente de manera directa y positiva nos ayudará a eliminar nuestros peores defectos. La perfección no existe. La lucha se llevará a cabo durante toda la vida. La mejora será constante y progresiva. Cada día estaremos más cerca.

La hoja de hoy lista para recibir ideas, reglas simples y autocrítica.

. . . Estacioné mi auto a centímetros del suyo. Indignado, entré a la cafetería donde encontré a mi amigo. No toqué el tema pero me seguía molestando. Sin saberlo me estaba amargando una mañana agradable.

Al salir, secretamente esperaba que el auto siguiera ahí. No solo eso. Su conductor estaba en él. Ante mí había una oportunidad de confrontación tonta e innecesaria. Pero en ese momento no lo veía así.

Empecé mi sermón. Inmediatamente noté su cara de confusión. No entendía lo que le estaba diciendo. Algo había mal en mi versión de los hechos. Me escuchó con paciencia. Entonces, con tranquilidad, me hizo notar que él estaba bien estacionado. Yo era el que ocupaba dos lugares.

Hasta ese día no sabía que los colores no solo se ven. También se notan. No me vi en el espejo pero sabía que mi cara estaba roja. Muerto de pena entré a mi auto y salí en reversa sin decir nada.

Postdata

Estimado ciudadano que estacionaste tu auto de manera correcta mientras yo ocupé dos lugares:

No sé quién eres ni cómo te llamas. No creo que leas mi blog. Aún así, quiero decirte que hasta el día de hoy sigo apenado por lo que hice en aquella ocasión. Te pido una disculpa.

4 respuestas a “
La autocrítica, una gran virtud

  1. Difícil la autocrítica pero necesaria. Vemos siempre la paja en el ajeno y no la viga en el nuestro. Muy buenos conceptos y a tratar de seguirlos. Felicitaciones.

  2. Sí, a veces estamos enojados, la verdad, con nosotros mismos y descargamos ese enojo con el primer incauto que se cruza en nuestro camino. Después se siente bien feo.
    Yo creo que son cosas que pasan. Lo bueno es reconocerlo, disculparse, aunque esa disculpa no llegue directamente al afectado, y corregirlo.

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