El mantenimiento de los objetivos

Un día abrí los ojos y me di cuenta cuenta de que mi estilo de vida era sedentario en extremo. Era un problema serio y tenía que atacarlo de frente. Me puse algunas metas para lograrlo. Pero no fue suficiente. No tomé en cuenta un detalle: el mantenimiento de los objetivos es igual o más importante que su imposición. Entendí esto mucho después. Por lo pronto, ahí estaba yo, muy feliz en una tienda para comprar un nuevo juguete.

medalla de natación
Cuando cumplimos con nuestras metas la recompensa es atractiva.

Un juguete que me iba a garantizar diversión, actividad y salud. Fue caro, por cierto. En retrospectiva, no necesitaba tanto, pero en ese momento no había tiempo que perder. Monté la bicicleta en la parte trasera de mi auto, en una montura que también compré ese día. Manejé varios kilómetros. Finalmente, después de aguantar tráfico y conductores agresivos, llegué a una ciclo-pista que acababan de abrir.

El estrés desapareció cuando sentí el aire en mi cara. Esto me hizo recordar tiempos de libertad en la niñez, cuando andaba en bicicleta durante horas y sin preocupaciones. Esto no era todo. Cada metro que recorría me acercaba a mi objetivo. Una buena compra, sin duda. . .

Solo el principio

Ponernos metas nos levanta el ánimo. Los cambios que se necesitan para lograrlas son visibles y tangibles desde el principio. Por eso es fácil la lucha en esta etapa. Nos sentimos motivados y esto permite dar grandes pasos y ver resultados inmediatos. La gente que nos rodea se da cuenta y nos ofrece su apoyo de inmediato.

Gracias a esto, nos acercamos a nuestros objetivos rápidamente. Al ver resultados positivos hacemos esfuerzos mayores. Lo que parecía imposible empieza a tomar forma. Se distingue el fruto de tan arduo trabajo.

Por fin llega el esperado momento y la alcanzamos. Llegamos cansados, sedientos y satisfechos a la cumbre de la montaña. Pero una vez ahí empieza el mantenimiento de los objetivos que nos habíamos puesto. Esta parte, igual o hasta más importante que la anterior, no es tan divertida.

No hemos acabado

Entonces aparece un nuevo objetivo. Es atractivo y novedoso. Lo logrado hasta el momento queda en el pasado. Lo olvidamos y salimos en busca de una nueva aventura. Las prioridades se renuevan. Con renovada esperanza en el futuro empezamos el proceso de nuevo, olvidando el presente.

La nueva meta es divertida; visible y palpable. El mantenimiento de los objetivos logrados es tedioso. No tiene nada de malo salir a buscar nuevas aventuras que nos alejen de nuestra zona de confort. Lo importante es hacerlo sin olvidar lo que ya tenemos.

A consecuencia de lo anterior es fácil olvidar que lo logrado necesita alimento y amor. Se corre el peligro de brincar de proyecto en proyecto, dejando todo lo demás en el camino, inconcluso. Esto me resulta sorprendentemente familiar.

Herramientas
Espero que este artículo sea una pequeña caja de herramientas para seguir con constancia después de cumplir con los objetivos.

Es más difícil quedarse que llegar

Hay una sutil diferencia entre metas y objetivos. Las primeras son pequeños pasos que nos llevan a los segundos. Pero ambas tienen algo en común: nos pueden hacer caer en los errores que describí con anterioridad. Hay que tener cuidado de no olvidar los logros ya alcanzados.

El mantenimiento de los objetivos, al ser más aburrido, nos hace perder el interés. Es emocionante bajar de peso. Durante el proceso la báscula nos cuenta historias nuevas día con día. Mantener el peso perdido implica asegurarse de que no haya cambio. No es tan divertido, pero no deja de ser igual o más relevante.

Resulta crítico luchar contra el tedio que la constancia trae consigo. Lo importante no es llegar sino quedarse ahí. Es más difícil y se hace con menos entusiasmo. Pero difícil no quiere decir imposible. Hay que ser conscientes y hacerlo de manera constante.

Un ejemplo

Pedro era joven y ambicioso. Además le gustaban los autos. En cuando consiguió su primer trabajo, se puso como objetivo comprar el coche de sus sueños. Visualizó el modelo y el color. En ese momento sabía exactamente lo que quería.

Para lograrlo se puso ciertas metas. Una de ellas era ahorrar una parte de su sueldo. Por eso tuvo que apretarse el cinturón. No tenía ningún problema. Cada vez que su cuenta de banco crecía, su objetivo estaba más cerca.

Un día sus sacrificios dieron fruto. Salió de la agencia manejando, orgulloso. Familiares y vecinos salieron a recibirlo. Pedro, orgulloso, les presumía las sorprendentes funciones de su flamante vehículo. Había logrado su objetivo.

Poco después vino el primer mantenimiento de rutina seguido de la renovación del seguro. En el momento menos pensado llegó la verificación. No faltó el raspón ni el portazo. Los arreglaron cuando, después de un pequeño accidente, Pedro tuvo que llevar el auto al taller. ¿Ya es hora de poner gasolina? Pero si parece que fue ayer cuando el tanque estaba lleno.

Entonces Pedro empezó a soñar de nuevo. Y se puso a ahorrar otra vez.

El mantenimiento de los objetivos

Robot
No se necesitan poderes especiales para el mantenimiento de los objetivos.

El logro de objetivos cumple con una serie de reglas sencillas:

  1. Establecer un objetivo.
  2. Subdividirlo en pequeñas metas fáciles de alcanzar.
  3. Cumplir cada meta en orden.
  4. Lograr el objetivo.
  5. Mantenerlo para el resto de la vida.

Los primeros cuatro pasos son fáciles y divertidos. El progreso es palpable. Cada vez nos acercamos más. El entusiasmo crece, hacemos todo lo posible por alcanzarlo. Al llegar estamos satisfechos. El triunfo es merecido.

El quinto punto, el mantenimiento de los objetivos, es el más importante de todos pero también el más tedioso. Nuestra naturaleza nos lleva a buscar la novedad. Cuando el sueño se hace realidad, es más fácil seguir soñando.

Todos los logros requieren mantenimiento. Si los descuidamos, desaparecen. Es necesario que nuestros objetivos sean simples, concretos, útiles y que estén relacionados entre ellos. Esto nos llevará a una vida sencilla y llena de satisfacciones.

Conclusión

No podemos darnos el lujo de abandonar nuestros sueños. Debemos de ponernos metas y objetivos constantemente, hasta el final. Esto nos va a mantener constantemente motivados.

Por otro lado, no hay que dejar que caigan en el olvido.  El mantenimiento de los objetivos es igual o más importante que su cumplimiento. No perdamos lo que tanto esfuerzo nos llevó alcanzar.

. . .Llegué a casa. Desmonté la bicicleta. La vi como una pequeña meta que era parte de un gran objetivo: cambiar mi vida para bien. El sudor del día era solo un grano de arena que contribuía al proceso.

Reflexioné sobre los logros del día: me decidí a comprar una bicicleta. Después fui a la tienda. Negocié el precio con el vendedor y logré un buen descuento. Además, recorrí doce kilómetros tan solo ese día. Nada mal.

Bicicleta sucia
Lo sé. Es una vergüenza. Espero pronto escribir un artículo sobre el rescate de la famosa bicicleta.

Hoy está oxidada en un rincón. Mis objetivos de ese día se llenaron de telarañas. La noble causa no pudo contra la desidia. El tráfico para llegar a la ciclo-pista tampoco ayudó. El proceso vino acompañado de grandes errores, pero aprendí de ellos.

Algunos años después, dispuesto a no cometer los mismos errores, decidí hacer las cosas de manera sencilla. No hubo que comprar nada. Simplemente me puse a correr. Esta historia tiene final feliz y ha durado tres años. Espero que así siga siendo. También planeo revivir la bicicleta. Seguiré informando.

14 respuestas a “
El mantenimiento de los objetivos

  1. De acuerdo, lo importante es el mantenimiento del objetivo para que nada se llegue a oxidar. Es una lucha constante, pero que finalmente nos da recompensas. Felicitaciones. Un buen tema y bien escrito.

  2. Felicidades!
    Muy interesante el tema. No hay que darse por vencido, hay que luchar por nuestras metas porque muy satisfactorio cuando las alcanzamos.
    Ojalá pudieras restaurar tu bici!
    Besitos

  3. ¡¡Bravo!! Le diste al clavo: si no les damos mantenimiento a nuestros objetivos, todo se diluye. Muy ameno tu artículo y, como siempre, muy acertada la elección de las fotos.

  4. Eso es lo más difícil. El día a día. Como dices, puede hacerse aburrido. Creo que hay que enfocarse en los beneficios que obtuvimos de ese objetivo y, sobre todo, en el hecho de que no queremos perderlos.
    Y ahora… ¡a rescatar esa bici!

  5. Ya lo dijo el gran Alex Lora: “difícil no es llegar hasta arriba, sino quedarse ahí toda la vida…”

    La verdad es que una vez que se logra una meta, viene lo complicado. Hace un tiempo, escuché una plática del alpinista mexicano Carlos Carsolio. En ella, nos contaba que un día hizo el ascenso al Everest sin oxígeno, y que, al llegar, se puso a brincar de felicidad, porque había conseguido el objetivo. Un sherpa se le acercó y le dijo “¿Que haces?”, vamos a la mitad del camino… festeja cuando llegues abajo!

    Así que, la meta conseguida es, apenas, la mitad del camino.

    Abrazo!

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