Mi eterna lucha contra la desidia

La desidia es un tema con el que me enfrento cada día. Es normal sentir cierta aversión contra algunas actividades aburridas. Sin embargo, en mi caso, creo que estoy afuera de la norma, ya que constantemente tengo que luchar contra mí mismo para llevar a cabo tareas sencillas. Desafortunadamente mi la lucha contra la desidia no ha sido para nada exitosa. Hasta ahora.

Mi eterna lucha contra la desidia

Mis procesos mentales son un poco curiosos. Tengo una tarea que hacer. Sé que la tengo que hacer, y sé que es mejor hacerla de una vez y no dejarla para después. Es algo importante y si lo voy dejando se hará grande como una bola de nieve. Entonces lo mejor es hacerlo de una vez, ¿verdad?

Bueno. La cosa no es tan sencilla. La desidia se apodera de mí. Sé que lo tengo que hacer, pero lo voy dejando y dejando hasta que llego a un momento en que la acción fácil se convierte en una obligación que de no ejecutar tendrá serias consecuencias. Entonces es cuando llevo a cabo la acción. ¿Y sabes qué? En ese momento siento alivio, satisfacción y orgullo. ¿Por qué no lo hice antes? La próxima vez va a ser distinto. Así de sencillo. Aprendí la lección, por fin. Desgraciadamente, no. La siguiente ocasión se repite el proceso.

¿Tendré que hacer que la desidia sea parte de mi y dejar las cosas así para el resto de mi vida? Podría decir que sí, pero no es lo que quiero. Lo que quiero es sentirme libre de pendientes y de pesos. Entonces la respuesta debe ser un rotundo no. Tengo que hacer algo para que esta compañera deje de acompañarme a todas partes.

Un ejemplo de tantos.

Hace algunos años tenía un auto. Este auto estaba en perfectas condiciones. Cada año tenía que pasar una inspección para renovar la tarjeta de registro. Para un auto en tan buenas condiciones, tal inspección era sólo un mero trámite. No en mi cabeza.

El problema empieza porque dicha inspección podía estar vencida un mes sin  consecuencias. Una regla muy agradable para mí, y más agradable para mi eterna compañera… ¡Perfecto! La voy a dejar vencer un mes, y así la tengo que renovar cada trece meses y no cada año.

Se cumplió el año. Pensé en llevarlo de una vez sin importar el período de gracia. Sí. Mañana mismo lo llevo. Bueno. Mejor pasado mañana, o la semana que viene, que al fin estoy en el período de gracia.

El período de gracia se completó. Ahora estaba vencido. Tenía que pagar una multa. ¿No que soy el de las finanzas perfectas? . Entonces empiezo a sentir una gran angustia y decido que ya estuvo bueno. Lo voy a hacer de una vez.

…Y pasa el tiempo

Seguí diciendo lo mismo cada vez que decidía que ya era hora de hacerlo. De repente los limpiadores de parabrisas se dañaron. Por eso no va a pasar. La angustia sigue. Los limpiadores están arreglados. Lo sigo dejando. La angustia sigue subiendo.

Dos años después finalmente llevé el coche. Pasó la inspección sin problema y a la hora de renovar la tarjeta de registro, me mandaron con el jefe para explicar por qué había lo había dejado pasar dos años. Después de dar pretextos tontos, milagrosamente me perdonó la multa.

Me sentí aliviado. Me sentí muy mal. ¿Era necesario llegar a estos extremos? No. A partir de hoy voy a cambiar. ¿Cambié? Desgraciadamente no.

Aclaración

¿Es mi idea al contar esta historia el presumir que me libré durante dos años de hacer un trámite engorroso y que salí ileso? Por supuesto que no. Sentí angustia durante dos años. ¿Qué no era más fácil dejar de sentir angustia y hacerlo de una buena vez? ¡Claro!

El anterior fue un ejemplo extremo. La mayoría de las veces termino haciendo las cosas a tiempo, aunque de último minuto. Siempre es la misma sensación de angustia por no hacer las cosas y después de alivio por completarlas, seguidas por la vaga promesa de que no va a pasar nunca más.

El blog que me llevó años empezar.

Foto artículo desidia
Finalmente el blog está en linea… a partir de mañana arreglo lo demás…

La idea de escribir un blog empezó hace aproximadamente dos años. Estuve dándole vueltas, pensando en temas, títulos y en general fantaseando y diciendo que ese día era el día en que iba a empezar. Compré el domino alejandromerediz.com hace ya varios meses y el servidor que iba a alojar la instalación del sitio y la base de datos estaba trabajando sin cesar durante al menos dos meses, mientras todos los días me decía que ya iba a empezar. Al menos eso ya quedó. ¡Ufff!

Evitar la desidia

¿Qué he hecho al respecto? No mucho la verdad, aunque admito que ha habido un cambio en la dirección correcta. Mi actitud ha cambiado para bien y eso ha hecho que le pierda la fobia a muchas de las actividades que por naturaleza son aburridas o desagradables.

El fantasma de la desidia me sigue constantemente y, aunque siento que he mejorado, también siento que la lucha no ha sido suficiente. Al menos ahora no hay casos tan extremos como el del registro de mi auto, y entiendo que es mejor sentir la satisfacción de completar los pendientes.

Recomendaciones a mi mismo

Este artículo está escrito más como bien un monólogo en el que analizo qué pasa conmigo, con la esperanza de que algún día pueda dar algún consejo a alguien que está en la misma situación.

Después de varias lluvias de ideas que he hecho tanto para identificar el problema como para buscar una solución definitiva, puedo resumir las posibles soluciones en los siguientes 10 puntos:

1.-Simplificar

Reducir las obligaciones: creo que este es el más práctico de todos porque no solo ayudará a combatir la desidia sino a tener una vida más plena y con menos ruido de fondo. Al tener menos obligaciones innecesarias, automáticamente podemos reducir el número de trámites, embotellamientos, interacciones y otras cosas desagradables.

2.- Dividir

Si hay un pendiente o una acción muy grande y elaborada, dividirlo en pequeñas “rebanadas”. Cada una de esas rebanadas se convierten a su vez en pequeñas metas más alcanzables. Cada meta cumplida me hará sentir satisfacción y me llevará más cerca del objetivo mayor.

3.- Eliminar

Si algo me toma menos de 5 minutos, debo de hacerlo ya. Me encuentro algo tirado, lo levanto.  Tengo una tarea sencilla, la hago. Así habrá menos pendientes y ayudaré a simplificar mi vida (ver punto 1).

4.- Disfrutar

Hacer las cosas más agradables desde el principio. Si lo puedo combinar con un café, un buen libro, periódico o algo que disfruto, todo será más llevadero.

5.- Prepararse mentalmente

Repasar mentalmente la tarea que debo hacer, maquinarla de principio a fin para darme cuenta que no es tan difícil como parece.

6.- Delegar

Si puedo quedarme en casa disfrutando la vida mientras alguien lo puede hacer por mi, ¿por qué no? Esto no aplica para todas las tareas, pero sirve para simplificar la vida (punto 1).

7.- Anticipar resultados

Pensar a futuro en la satisfacción, orgullo y alivio que voy a sentir cuando termine, y pensar que el gran peso que traigo en el pecho se va a quitar.

8.- Evitar

Si es posible quitarme de encima una situación que me va a resultar desagradable y que no es obligatoria, ¿por qué no hacerlo?.

9- Actitud positiva

Las cosas no son tan difíciles como parecen. Darnos cuenta de eso desde el principio hará que nuestra actitud hacia la tarea sea diferente.

10.- Enfrentar

Hay que ser valientes y enfrentar las cosas. La desidia es causada también por inseguridad y miedo a lo desconocido. Si lo pensamos demasiado y le damos vueltas, la mente hará que las cosas se vean imposibles.

¿Ganaré la batalla?

escritorio ordenado
El objetivo es claro: simplicidad y acción

No lo sé. Lo que sé es que la voy a librar con valentía. También sé que seguiré luchando constantemente y que cuento con las armas necesarias. Tal vez nunca podré vencerla completamente, pero entender de dónde viene, por qué ataca, por dónde ataca y cómo podremos sacar fuerzas para soportar el ataque, la debilitará y eventualmente sentiré, antes del ataque, el alivio, la satisfacción y el orgullo de poder disfrutar la vida sin cargar constantemente el peso de la angustia.

Conclusión

Las obligaciones siempre estarán allí y tenemos dos opciones: cumplirlas ahora con calma, con tiempo, con la capacidad de hacerlas en partes, o esperar hasta el último momento en que el pánico y la adrenalina resuelvan el problema.

Por lo pronto, aquí, con el compromiso de ponerlo por escrito, prometo que en el futuro cercano seré una persona menos desidiosa….

Mañana mismo empiezo…

33 respuestas a “
Mi eterna lucha contra la desidia

  1. Felicitaciones. La desidia es un mal que , podría asegurar, nos afecta a todos de un modo u otro. Excelente contenido y buenísimos consejos.

  2. La desidia nos lleva a la procrastinación, la cual es una de muchas de las formas con las que manejamos la ansiedad que nos produce tan solo pensar en una tarea, con la desventaja de que al final como mencionas, nos lleva a acumular más ansiedad y reducir los tiempos de acción. Los puntos para combatir las desidia los explicas de manera inmejorable y la guerra no creo se gane, sino que es un <> de reconocerla y enfrentarla también como lo expones. Un abrazo

  3. Muy buenos puntos!
    Siempre hay algo que “le saco la vuelta” y sigue ahí y se que lo tengo que hacer y cuando finalmente me fastidio y lo hago pienso que fácil fue, lo hubiera hecho hace tiempo!
    Así que manos a la obra!!!!

  4. Me encantó tu artículo Alex, has dado en el clavo con las causas y las soluciones a éste problema tan común. Cuando lo leí me identifiqué ciento por ciento con los síntomas y voy a unirme a tu lucha para vencer a ésta mala costumbre. Sigue escribiendo, lo haces muy bien. Te deseo suerte con tu blog y gracias por compartirlo y por los buenos consejos que los seguiré al pie de la letra.
    Un abrazo.

  5. Hay un dicho que dice “al mal paso darle prisa” y siempre lo he aplicado paar todas mis actividades, no lo pienso únicamente lo hago y punto.
    Espero sea de utilidad, saludos y vas muy bien un abrazo

  6. Cierto, la desidia viene del miedo a lo desconocido y de la inseguridad. Por eso genera tanta angustia. ¡Y es horrible! Hay que empezar por arreglar el escritorio. Mañana mismo.

  7. Me atrapaste desde el principio hasta el final, te felicito.
    Aunque no padezco de desidia si he sido afectada por algunos de mi entorno que si la disfrutan con ell sudor de mi frente, jajaja, pero no importa porque como tu dices el resultado te llena de satisfaccion y no me ha impedido disfrutar la vida.

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