Querer es un buen comienzo

Hace años, después de grandes esfuerzos, conseguí lo que era el trabajo de mis sueños. De esta manera se cumplían deseos que tuve desde niño. Tras el largo y exhaustivo proceso de selección, mis energías estaban muy bajas. Pero recibí una buena noticia: había sido exitoso. Al final se habían cumplido mis deseos de mucho tiempo Me dije a mí mismo que querer es poder.

Disfruté mucho de mi trabajo en esa compañía. Era como un sueño hecho realidad. Pero a pesar de que siempre tuve una actitud positiva, había algo que me hacía perder el sueño. Siempre estuvo latente una macabra posibilidad que me quitaba el sueño constantemente.

puerta cerrada
Abramos las puertas de nuestra mente para dejar de buscar lo que no queremos

La compañía era grande y vieja. El crecimiento logrado en los años dorados estaba estancado para entonces. Cuando empecé me encontraba exactamente en la cola del león. Esta situación duró varios meses. Poco a poco regresó el crecimiento y empecé lentamente a ascender en el escalafón. Aún así, parecía que las contrataciones las hacían con cuentagotas.

Mes con mes había rumores sobre recortes de personal. Estos, de ocurrir, estarían basados en antigüedad. Por ello contaba constantemente el número de gente por debajo de mí. Sin darme cuenta, mis objetivos habían cambiado: ahora me concentraba en no perder mi trabajo. El día que conté 100 personas menos antiguas sentí alivio. No lo perdería. . .

 

Querer vs. no querer

Recientemente tuve una plática muy reveladora con mi cuñada. Ella se dedica a dar entrenamiento a empresas, personas y negocios para que mejoren su forma de operar, trabajar, o simplemente vivir. La forma en que hace que la gente enfrente sus realidades o sus limitaciones es muy eficiente y directa.

La plática tuvo lugar hace unos días mientras buscábamos soluciones a unos problemas técnicos que enfrentaba. Después de barajar algunas  soluciones, la plática se desvió a temas más trascendentales. Fue en ese momento cuando dijo algo revelador:

La gente se concentra en lo que no quiere, en lugar de hacerlo en lo que sí quiere.

Ella siempre pregunta a sus clientes qué es lo que quieren o esperan de la vida, el matrimonio, el trabajo, metas corporativas, etc. La respuesta que siempre recibe es diferente a lo que espera: le dicen lo que no quieren, no desean o esperan que les pase. Esto me hizo pensar y me di cuenta de que es difícil concentrarse en el querer.

Hay dos puntos importantes que considerar:

  • Al concentrarnos en lo que no queremos asumimos una actitud negativa.
  • Dando prioridad al querer, en cambio se sienta una base positiva.

El no querer nos limita. Las metas se vuelven finitas. Al final se logra el objetivo, pero el precio a la larga es alto: nos quedamos cortos. Por otro lado, el sí querer elimina completamente los límites.

Hay que saber lo que se quiere

no pasar
Basta de ponernos límites en nuestros sueños.

Después de aquella plática me dí cuenta de que constantemente pongo todas mis energías en lo que no quiero que me pase. A pesar de que me considero una persona positiva, muchos de mis objetivos se centran en evitar y no en crear. ¿Y contra qué lucho?: contra cosas que están completamente fuera de mi control.

Por supuesto hay que prepararse para las inevitables eventualidades. Esto se hace con la elaboración de un plan B y unas finanzas personales sanas que nos ayuden en los tiempos difíciles. Una vez hecho esto, hay que pensar como si nada fuera imposible.

No sé exactamente cuándo cambió mi mentalidad. Nunca lo detecté. Aquella plática me hizo ver que llevo mucho tiempo concentrándome en lo que no quiero: no quiero perder mi trabajo, que me traicionen, o que pase algo malo, entre muchas otras cosas. Esto parte de una base completamente negativa y debo trabajar para que deje de ser así.

Un ejemplo a seguir

Los niños saben que querer es poder. Ellos no tienen la mentalidad derrotista que aparece posteriormente en la vida. Hacen lo que quieren. Tienen planes y proyectos imposibles, y nosotros cometemos el error de parar en seco sus sueños. Debemos detenerlos únicamente cuando se pueden causar daño. De otra manera, dejemos que sueñen y se realicen.

Y nosotros debemos retomar su ejemplo. Concentrándonos en el querer, lograremos más y mejores cosas. Regresemos, entonces, a nuestros sueños de niños. Pongámonos metas locas e imposibles. Trabajemos constantemente hacia ellas. Probablemente no se logre lo más descabellado de nuestras ideas (o puede ser que sí). Pero estoy seguro que en el camino encontraremos resultados sorprendentes e inesperados.

corazón y edificio
Hacer las cosas con amor y pasión en lugar de miedo tendrá como consecuencia logros satisfactorios a lo largo de la vida.

Querer es un buen comienzo

Aquí, frente a los amables lectores, me comprometo a cambiar mi mentalidad. A partir de ahora mis metas se basarán en crear y no en evitar. Basado en un proceso de mejora constante, haré de ello un hábito que deje de lado esa mentalidad en la que mis acciones se basan en lo que no quiero que pase.

Me pondré metas descabelladas. Iniciaré proyectos locos con un enfermizo optimismo y con un sano pesimismo. Sé que en el camino hacia lo imposible se harán realidad muchos sueños. Habrá resultados que ahora ni imagino. Saber lo que quiero me da bases para empezar a explorar sin límites.

Poniendo todas mis energías en este nuevo proyecto sé que obtendré resultados sorprendentes. Eso vendrá acompañado de efectos secundarios positivos, ya que automáticamente me relajaré más. La actitud negativa me ha causado estrés innecesario y es tiempo de ver las cosas desde otra perspectiva.

Conclusión

Es increíble lo que se puede aprender de una sola plática. Mi forma de ver las cosas sufrió un giro de 180 grados. Ahora entiendo mejor la importancia de querer y de basar las metas en eso. Ante la indiferencia del universo ante nosotros, habrá problemas impredecibles e indeseables. Reaccionaremos ante ellos, por supuesto. Los solucionaremos.

Lámpara
Aquella plática prendió un foco en mí que había estado apagado desde mi niñez.

Nuestros planes y proyectos no deben ser una respuesta a aquellos eventos, sino a nuestros sueños y pasiones. Deben estar basados en lo que esperamos de las cosas. Esto traerá como consecuencia resultados asombrosos y espectaculares.

. . . Habiendo escalado 100 lugares en el escalafón me sentía estable y libre de riesgos. Había cumplido mi meta de no perder el trabajo. Ahora podía seguir con mis siguientes proyectos: no cometer errores, conocer gente que no me hiciera daño, comprar un auto que no me dejara tirado. Grandes planes, todos ellos.

Fue entonces cuando empezaron las especulaciones de un recorte de personal. Según los rumores, caerían 135 cabezas. Para entonces había 133 debajo de mí. La noticia se hizo oficial. 3 meses después, era yo agente libre.

Mis miedos se habían hecho realidad. Visto en retrospectiva, fue un evento positivo en mi vida. Me llevó a lugares inimaginables y sorprendentes. En ningún momento cambiaría nada de lo que pasó. Y me dejó una gran lección: querer es la base de los grandes proyectos.

10 respuestas a “
Querer es un buen comienzo

  1. Otro buen artículo filosófico muy bien escrito, aunque creo que no siempre “querer es poder”. Las eventualidades pueden ser superiores a los recursos con los que nos hemos preparado. Por otra parte, gracias a Dios, nuestros planes en la vida tienen éxito la mayor parte de las veces y hasta nuestras expectativas son superadas. Felicitaciones.

    1. Claro que no siempre querer es poder. Tal vez la frase debería ser “poder es querer”. Pero si nos centramos en lo que queremos y esperamos, los resultados parten de una base positiva.

      ¡Gracias!

  2. Muy positivas tus reflexiones. ¿Qué ganamos con estar pensando solamente en lo que no queremos? Te felicito: excelente artículo y muy buenas fotos.

  3. Felicidades. Muy buen articulo. Tambien hay que ser feliz con lo que tienes, en lo que llegas a tu meta. Eso hace mas fácil todo y ademås agradable. Cuando lleguen lad eventualidades ya tendremos un plan B.

  4. Cierto, es un buen cambio de perspectiva. Si nos centramos en lo que queremos lograr en lugar de vivir tratando de evitar lo que nos da temor, podemos ser más productivos, menos miedosos y, sobre todo, más felices.
    ¡Muy buen artículo y muy buena la frase que lo inspiró!

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