Estaba acostado. Mi corazón latía con rapidez. El mundo se me venía encima. De repente las sencillas tareas del día siguiente se veían como obstáculos insuperables. Sobre mi hombro izquierdo, un diablito decía: “No lo vas a lograr”. Del otro lado había un angelito. Me dijo: “no te preocupes sin necesidad”. ¿A quién hacerle caso?
Ser un experto no es suficiente
Las noches sabatinas en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México me traen buenos recuerdos. La aventura comenzaba en la tarde en casa de mi amigo Mariano. De ahí nos trasladábamos al concierto. Nunca llegué a ser un experto en música clásica, pero Mariano lo es. Por eso confiaba ciegamente en sus recomendaciones. Si él decía que algo era bueno, no lo cuestionaba.
Cómo organizar los proyectos
En la escuela secundaria me dio por dibujar aviones durante clases. Al principio los copiaba de revistas. Después los trazaba de memoria, con resultados aceptables. En la misma época escribí algunos cuentos cortos. Tampoco eran malos. Ambas actividades, sumadas a otros pasatiempos, absorbían gran parte de mi tiempo. Llegó el momento en que no sabía cómo organizar los proyectos, de tantos que eran.
La vida a los cuarenta y cinco
“Eres muy joven”. No entendí el comentario. A mis escasos 23 años me sentía maduro. La vida a los cuarenta y cinco años es diferente. He tenido muchas experiencias. Pero entonces acababa de llegar a una ciudad desconocida con gente nueva. Era mi primer trabajo en mi profesión. Ese día empezó una aventura que continúa hasta hoy.
Tiempo de calidad como padre
Lo primero que vi al salir de la estación Zócalo del metro fue la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Mi acompañante estaba feliz por pasar un tiempo de calidad como padre. Yo no lo entendí en ese momento. Solo estaba feliz por la oportunidad que ofrecía un día hermoso para tomar unas buenas fotografías. Sacamos la cámara, con un extraño filtro rojo montado sobre el lente. Empezó la sesión.
La experiencia de escribir cada martes
Hace años recibimos un importante mensaje de la escuela de los niños: había que recogerlos temprano. Nada de qué preocuparse. Así es el sistema. Cada semana los profesores tienen una junta a la una de la tarde. Los niños salen a las 12:45. Este “día corto” ofrecía ilimitadas posibilidades de relajación. La experiencia de escribir cada martes en este blog llenó en parte el hueco de tiempo disponible.
Recuento de las vacaciones de verano
Estamos a un día del regreso a clases. Lo sé. Es raro que empiecen el miércoles pero así es este año. Son lejanos los tiempos en que escribí sobre los pendientes del verano. Hoy, más de dos meses después, hago un recuento de las vacaciones escolares, en estos momentos moribundas. El reporte llevará menos tiempo de lo esperado. Sigan leyendo, por favor. No se desanimen.
El mantenimiento de los objetivos
Un día abrí los ojos y me di cuenta cuenta de que mi estilo de vida era sedentario en extremo. Era un problema serio y tenía que atacarlo de frente. Me puse algunas metas para lograrlo. Pero no fue suficiente. No tomé en cuenta un detalle: el mantenimiento de los objetivos es igual o más importante que su imposición. Entendí esto mucho después. Por lo pronto, ahí estaba yo, muy feliz en una tienda para comprar un nuevo juguete.
La autocrítica, una gran virtud
Hay días en los que uno está peleado con el mundo y con uno mismo. Así me sentía en aquella ocasión. No había razón. Me disponía a tomar mi café de la mañana con un amigo. Eso debía de ser suficiente para estar de buen humor. La autocrítica me hubiera hecho ver las cosas de manera diferente. En cambio buscaba un pequeño pretexto. Lo encontré cuando llegué al vacío estacionamiento.
Reglas simples en un mundo complicado
Quien haya leído el blog por algún tiempo habrá notado cierta obsesión por la simplicidad. Pero entre lo que digo y lo que hago suele interponerse una distancia considerable. Dicho de otro modo, no siempre practico lo que pregono. Y no es por falta de ganas. Para demostrarlo hoy hablo sobre las reglas simples que trato de imponer en mi vida. Su objetivo es el de eliminar distracciones y alcanzar metas.